
Imagen promocional del audiolibro Yerma
Resumir el artículo anterior supondría una pérdida de espacio, por lo que podéis encontrarlo aquí y así entender de donde viene lo que cuento a continuación.
Una vez terminó el acto de presentación de la nueva versión de Yerma producido por Audible, pudimos solazarnos unos instantes por allí. Todo fue muy normal, aunque me mantuve un poco apartado de cualquier centro de conversación (aún hay cuestiones de timidez que superar por mi parte…) Voy a aprovechar para agradecer el fantástico trato que dieron los organizadores del evento y representantes de Audible, que se preocuparon en todo momento de que todo estuviera bien y en conocernos a todos.
Justo antes de marcharme, ocurrió lo menos pensado: Pilar Távora, directora artística de la producción, me miró y me dio las gracias por asistir a la presentación. Ese sencillo gesto me regaló un momento mágico: sentir que encontraba a alguien afín entre un mar de gente.

Lo que une Federico
Tan solo estuvimos hablando unos minutos, donde le comenté mis ganas de escuchar la producción y lo interesante que me parecía la idea en la que se basa. Coincidimos en un montón de cosas (Pilar, si alguna vez lees esto, que sepas que hubiese estado horas hablando contigo, pero no quería importunarte en un día tan especial. Ojalá encontrarnos de nuevo para poder decírtelo).
Volviendo sobre mis palabras, una de las cosas más importantes (por no decir la que más) era una que ninguno de los decía, pero se sentía volando durante toda la conversación: para nosotros, Federico es algo más que un autor. Federico es una emoción.
Regresando otra vez al primer artículo, comentaba la idea de que hay figuras que trascienden su propio origen y van más allá. Federico García Lorca es una de ellas.
Es innegable la influencia que tiene este artista incluso a los casi 90 años de su asesinato. Y no lo es tanto por esta muerte o por su leyenda, que no se puede negar que no contribuya a ello. Es más por su manera de ser, su talento, por mantenerse humilde y nunca considerarse más que un músico. Federico sigue vivo porque su obra sigue siendo actual. No hay más motivo que este para tenerle presente cada día.
Hace unos días, escuché a un profesor decir una frase que jamás pensé, pero que valida todo mi pensamiento sobre el tema: Miguel de Cervantes no es el Shakespeare español. Federico García Lorca es nuestro bardo patrio.
¿Cómo no lo vi antes? Cervantes escribió una obra clave para la historia de la literatura española, pero lo que hizo Federico va más allá: habla desde las entrañas. Los temas que comparte están en lo más profundo del ser humano (el amor, la venganza, el papel de la mujer en el mundo, la incomprensión, la muerte, el duelo, la tierra…) Tantas temáticas que prueban que estamos ante un genio que trasciende su época pero, hay un detalle que lo lleva aún más lejos…

No existe un solo Federico. Es una de las figuras más poliédricas de la literatura reciente, pero no porque cultivase más de un arte, no. Hablo de que existe un Federico diferente para cada persona que se adentra en su obra. A cada uno nos habla de una manera y nos lleva a sitios distintos. Eso es lo que realmente le hace mágico. Es la señal de estar ante alguien que ha cambiado el mundo con su existencia y su legado.
Sólo voy a extenderme un artículo más y será con la crítica de Yerma, la que parece que va a contribuir a extender la magia de nuestro bardo durante mucho tiempo más…
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Actor y director teatral con veinte años de experiencia a bordo de la compañía Baypass, que él mismo fundó. Miembro de la organización de la Feria del libro de Parla y técnico de cabecera en Estelar Media. Lee libros y cómics con la misma pasión que disfruta de un concierto o de una buena sesión de cine. ISNI 0000 0005 1808 8693