El hombre hacha en la obra de mismo nombre. Créditos: Ocelot Teatro

El hombre hacha en la obra de mismo nombre. Créditos: Ocelot Teatro

El hombre hacha es una fábula moral sobre el valor de los bosques.

En las cercanías de Halloween es curioso ver El hombre hacha de Ocelot Teatro, una de las últimas propuestas realizadas en el Teatro Arbolé de Zaragoza. No es que la obra sea de terror, nada de eso, pero sí tiene algunos puntos que con cierta imaginación hacen ver que sin mucho esfuerzo podría convertirse en una película del género.

Iremos a ello. Primero la crítica en sí de lo que es un producto entretenido y reflexivo, con un fuerte valor moral, y después la elucubración. Hay tiempo y espacio para ambos hechos.

Pedrín hablando con los niños en El hombre hacha. Créditos: Ocelot Teatro
Pedrín hablando con los niños en El hombre hacha. Créditos: Ocelot Teatro

Un obra con valor ecológico

El hombre hacha presenta la historia de un bosque que se ve asediado por la figura del malvado Hombre hacha, un personaje cuyo único interés es cortar todos los árboles de lo que parece un lugar paradisíaco y así enriquecerse con ello. Los únicos que se le enfrentan son Pedrín y su perro, al que por desgracia el maloso secuestra para “convertir en chorizos”, no sin antes llevarse un buen mordisco en el trasero como justo castigo por sus actos.

Que nadie se asuste, el perrito no sufrirá daño alguno, y como buena obra infantil tiene un gran número de momentos cómicos, algún pequeño interludio musical y, por supuesto, que todo acabará bien en el sentido más completo y redondo del término. La conciencia ecológica es lo que mueve toda la representación y si bien todos sabemos que los árboles son realmente importantes, algo que desde niños se nos enseña en las escuelas, es uno de esos hechos que conviene ir recordando cada cierto tiempo. Tanto a los pequeños como a los adultos.

Risas y pequeños en El Hombre hacha

La propuesta de Ocelot Teatro, este El hombre hacha, logró divertir a mayores y a niños. Estos últimos entregados por completo al show, participaron, respondieron, rugieron y dieron vida a la obra de teatro en todo momento. Y si bien cuando uno acude como crítico a una representación teatral para adultos lo que se espera es que en la sala no se oiga ni una mosca, señal de que el público está enganchado a lo que se representa sobre el escenario, cuando es una muestra infantil debe ser justo lo contrario, que los pequeños hagan ruido, que se rían, que hablen con los títeres…

En resumen: Que se diviertan. Nadie que haya estado en esa sala podrá negar que fue así, los niños estaban revolucionados y encantados con lo que estaban viendo a pesar de las pequeñas dimensiones del teatrillo en el que se representaba esta ficción ecológica. Y, por supuesto, al término de la función muchos quisieron hacer fotos con los títeres que acababan de ver.

Pedrín de El hombre hacha disfrazado del temible tigre del bosque. Créditos: Ocelot Teatro
Pedrín de El hombre hacha disfrazado del temible tigre del bosque. Créditos: Ocelot Teatro

Una posible película de terror

Y vamos a la elucubración.

El hombre hacha presenta, si lo desvestimos de su valor de reflexión ecológica para niños, a un ser aterrador y enigmático que recorre el bosque con un hacha (más bien su cabeza lo es, pero es una metáfora y una licencia dramática). Nada parece interponerse en su camino y la piedad no se cuenta entre sus virtudes. Cuando su hacha no es suficiente no duda en sacar una motosierra o peor, dinamita.

No cuesta ver todos estos elementos en un filme de terror de la actualidad, con presupuesto ajustado. Una pareja, o grupo de amigos, que llega a un bosque, allí una figura temible les va dando caza por estar en el sitio equivocado en el peor momento posible y, como sucede casi siempre, terminan derrotando al ser y huyendo de allí (al menos algunos de ellos).

Esto no deja de ser una variante de los visto en diferentes obras del género como De naturaleza violenta, que se reseñó en el momento de su estreno en docpastor.com, o la primera entrega de Viernes 13 ambientada en el campamento de Silver Lake, o… La lista sería bien larga.

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