Imagen promocional de De naturaleza violenta

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Puede que sea la primera parada de una saga más larga, tiene el poder para ello.

Suele decirse, y de forma general es bastante acertado, que todo está inventado. No hay más que leerse el recomendable libro El héroe de las mil caras de Joseph Campbell para darse cuenta de ello. Los arquetipos llevan siglos existiendo, los relatos son los mismos una y otra vez, llueve sobre mojado desde hace milenios… Pero de vez en cuando llega una película como De naturaleza violenta para animar un poco las cosas.

La dirección y el guion son una idea de Chris Nash, profesional que de forma anterior ha trabajado en varios cortos y se pone por primera vez detrás de la cámara en un largometraje. Él es el responsable total de esta obra cuyo título, De naturaleza violenta, no podía estar más acertado por lo brutal de su contenido, de su trama y lo explícito de las atrocidades que narra, algunas de ellas bastante creativas, todo sea dicho.

Bebiendo de los clásicos

Chris Nash no oculta que bebe de clásicos del género. No en vano el género slasher nació, o suele considerarse de tal forma, en 1978 con Halloween. Aquí John Carpenter dio el pistoletazo de salida a una saga que iría creciendo y también a la idea de esos seres antinaturales e imparables como Michael Myers, Freddy Krueger y Chucky, por citar solo unos pocos de una lista más bien larga.

La influencia más directa es la saga Viernes 13 tanto por la idea de una masacre en un lago como por la forma física del ser conocido solo como Johnny (debajo del que está el actor Ry Barrett) que se asemeja a la de Jason Voorhees. Pero aquí está el punto diferencial, la trama se centra más en él que en sus víctimas, en sus actos y sus esperas, en su mundo oscuro que sabe acechar mientras el día pasa y el momento de la muerte llega. Aunque esto mismo es lo que hace que no exista la sorpresa y en algunos punto el metraje se haga más largo de lo necesario, algo que puede ser achacable a la inexperiencia del realizador pero que también resulta en una elección artística que da su propia personalidad al total.

La importancia de la calma

Esto dota además al filme de una extraña calma, la misma que hay antes de la tormenta. No se juega con la tensión de qué pasará o cuándo pasará, como suele ser habitual en el género. La presencia de Johnny es mostrada de forma muy clara y directa, el espectador siempre sabe dónde está, qué arma tiene y al conocer las reglas del juego puede imaginarse qué va a suceder. Pero por muy predecible que sea eso no impide que sea de igual forma disfrutable, siempre de una forma muy explícita que la ha hecho valedora ya del título de película más sangrienta del año. Categoría en la que puede competir con Kill Boy, de la que se ha hablado con anterioridad en este medio.

Lo que es cierto es que Chris Nash crea un producto que intenta ser distinto de los preexistentes aunque no oculta que está inspirado en ellos, hace gala de tal hecho y lo luce con orgullo (no tendría sentido no hacerlo). Al final el resultado es un título slasher arriesgado y atrevido que resulta en ocasiones casi experimental. Puede que sea la primera parada de una saga más larga, tiene el poder para ello. Y es que todos sabemos que nadie, pero nadie, puede terminar con las ansias de sangre y venganza de estos seres.

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@docpastor

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