El evocador Peter Pan de José Luis Munuera. Créditos: Astiberri/Dargaud/Lombard

El evocador Peter Pan de José Luis Munuera. Créditos: Astiberri/Dargaud/Lombard

José Luis Munuera se adentra en otro clásico universal, en el Peter Pan de James M. Barrie.

De forma general cuando se habla de Peter Pan una gran mayoría de personas conocen al personaje por la obra teatral y la novela asociada a esta, así los elementos básicos de la misma son vox populi. A saber: El niño eterno que vuela, Wendy y sus hermanos, el mágico e imposible país al que llegan, sirenas, piratas y el temible Capitán Garfio.

Estos hechos suelen mantenerse de forma invariable en todas las adaptaciones, desde la brillante Peter Pan: La gran aventura hasta otras más mediocre, algunas olvidables, como la última versión de Walt Disney en la que parece que nadie entendió nada de las letras de James M. Barrie, incluso puede dudarse de si las leyeron. Pero hay más, aunque a veces se desconoce.

Viñetas de Peter Pan de Kensington. Créditos: Astiberri/Dargaud/Lombard
Viñetas de Peter Pan de Kensington. Créditos: Astiberri/Dargaud/Lombard

El pajarito blanco y el primer Peter Pan

La primera aparición de Peter Pan fue en el libro The Little White Bird, El pajarito blanco en su edición en España, en una historia breve que después se amplió y recopiló de forma independiente en Peter Pan in Kensington Gardens, ahí está la primera esencia y de ahí bebe la novela gráfica Peter Pan de Kensington. En este cuento él es un niño pequeño, poco más que un bebé podría decirse, que vive y corre aventuras en los conocidos jardines de Londres y un día se cruza con la pequeña Maimie, que en cierto sentido hace las veces de Wendy pero antes de que esta existiera.

La visión de José Luis Munuera

José Luis Munuera, una vez más con color de Sedyas, bebe de esta obra, de The Little White Bird, para crear su propia versión del clásico e inmortal personaje y lo hace con la calidad, sensibilidad y maravillosos trazos a los que su público está acostumbrado. Algunas viñetas son pura magia, uno puede sentir el vibrar de Peter, la dudas de Maimie, el aleteo del cuervo Solomon y la nostálgica soledad del Londres victoriano.

Eso sí, su visión de Peter Pan no se circunscribe a lo ideado por James M. Barrie en esta primera historia del niño eterno, lo entremezcla con la visión más conocida del mismo y la trama posterior. Así Peter Pan hablará de sus niños perdidos e incluso de James Garfio, además de haber a lo largo de las páginas otras referencias y comentarios sobre las letras y fantasías de su autor, lo que resulta muy enriquecedor pero no entorpece si no se conocen (y tampoco es necesario para disfrutar de este tebeo).

Peter Pan, Solomon y Maimie en Peter Pan de Kensington. Créditos: Astiberri/Dargaud/Lombard
Peter Pan, Solomon y Maimie en Peter Pan de Kensington. Créditos: Astiberri/Dargaud/Lombard

El niño eterno

Como sucede de forma invariable en todas las adaptaciones José Luis Munuera cae en poner algunas ideas propias, con las que uno puede estar o no de acuerdo, para hacer un poco suyo el mito de este mágico ser del que, en realidad, poco se sabe. Esto no es per se algo criticable y una adaptación no deja de ser una revisión de un material previo pero no el mismo material previo, aunque ha mantenido mucho de su esencia y todo cargado de respeto y cariño.

Peter Pan es la más grande creación de James M. Barrie y perdurará para siempre y tomos como este Peter Pan de Kensington editado por Astiberri solo ayuda a que su estela, su magia y su fantasía sigan llenando el mundo de estrellas, hadas y piratas. Y no lo dudes, si tienes la oportunidad de leer The Little White Bird hazlo, no te arrepentirás.

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