Cartel de Warfare: Tiempo de guerra. Créditos: A24.

Cartel de Warfare: Tiempo de guerra. Créditos: A24.

Nuestra opinión sobre Warfare: Tiempo de guerra, la nueva película de A24 y dirigida por Alex Garland.

Hay mucho ambiente en la cita de hoy. No sé si tendrá que ver con la mejora del clima o por el interés que siempre despierta uno de los artífices de la cinta de hoy. Vamos a hablar de Warfare: Tiempo de guerra.

La persona a la que pretendo hacer mención es Alex Garland, uno de los directores más talentosos de la última década y del que ya os dejamos por aquí un artículo sobre su película anterior: Civil War.

En este caso, la dirección va a cuatro manos y es un detalle bastante relevante. Quien dirige a su lado es Ray Mendoza. Esta persona lleva años asesorando en rodajes sobre cuestiones militares, pero esta vez se trata del debut tanto en la dirección como en la escritura de la película. Y lo hace con un motivo de peso: vamos a ver parte de lo que vivió en su servicio militar durante la guerra de Irak.

El término «Warfare» que da nombre al título puede resultar familiar a muchos de mi generación gracias al conocido Call of Duty 4: Modern Warfare, saga de videojuegos de acción, donde poder llevar a cabo campañas militares en primera persona. Antes de arrancar esta película de A24, pensaba que eso sería lo que encontraría. Craso error.

Debo reconocer que hacía mucho que no veía un pase tan cargado de gente. ¿Será una buena señal? Es cierto que no puedo hablar por boca del resto de la gente, pero algunas caras reflejan sentimientos parecidos a los míos: hemos pasado hora y media de infarto.

Imagen de Warfare: Tiempo de guerra. Créditos: A24.
Imagen de Warfare: Tiempo de guerra. Créditos: A24.

Warfare: Tiempo de guerra, o hacer real lo militar

El ejercicio que tenemos delante no será del gusto de cualquiera, valga esto como advertencia. En mi cabeza, tenía la sensación de ver un documental dramatizado. Lo que me mantenía atado a lo cinematográfico era reconocer a algunos de los actores.

Es una película donde no puedo hablar de protagonistas. El peso del relato está asumido por el pelotón al completo, algo que se subraya en los créditos finales al mostrarnos las comparativas entre actores y personas reales (muchas de estas con sus identidades protegidas aún a día de hoy).

Vamos a ser testigos (y casi partícipes) de una escaramuza militar prácticamente a tiempo real. De hecho, al inicio de la cinta se nos comenta que todo lo que vemos está basado en la memoria de quienes allí estuvieron, lo que (en teoría) hace veraz el relato.

Antes de entrar en el conflicto en sí, la película nos ofrece una escena que pensaba que creí totalmente fuera de lugar, pero resulta necesaria para la trama: no lo sabemos aún, pero es la última vez que vamos a ver sonreír a casi todos los miembros del pelotón en lo que dura el metraje.

Imagen de Warfare: Tiempo de guerra. Créditos: A24.
Imagen de Warfare: Tiempo de guerra. Créditos: A24.

Esta escaramuza nos lleva a vivir las dos partes de una operación: el silencio y el caos. La calma y los nervios. La pausa y el infierno. Es el infierno lo que se desata en el momento que cae la primera granada ante los soldados. Desde ahí, cualquier mal movimiento puede traer la muerte de todos.

Podemos ver cómo trabaja esta unidad de Navy Seal como un solo ente, como unos ayudan a preparar a los otros, como no se puede bajar la guardia en ningún momento. Pero, sobre todo, vamos a contemplar como enfrenta cada uno de los miembros una situación de combate o ver a sus compañeros ser heridos de gravedad. Spoiler: por muy fuerte que parezca alguien, todos y cada uno se rompen.

Podría incidir una vez más en el talento como director que tiene Alex Garland, pero no es algo que aporte nada nuevo a la ecuación, así que prefiero dedicar el tiempo a hablar del trabajo de Ray Mendoza en esta cinta, ya que es el descubrimiento de la cinta.

Imagen de Warfare: Tiempo de guerra. Créditos: A24.
Imagen de Warfare: Tiempo de guerra. Créditos: A24.

Cabe destacar que no es la primera vez que Mendoza y Garland trabajan juntos, ya que el primero fue asesor militar para la cinta que mencionábamos al principio (Civil War). Hasta que punto hayan podido retroalimentarse los dos es un misterio, pero la sensación de angustia y tensión que deja la cinta es destacable. Algo acentuado con la propuesta de presentar la operación militar en tiempo real.

No olvido que lo que está delante de mí es una situación bélica, con toda la implicación moral que eso conlleva. Tengo un amigo que tuvo la mala fortuna de ser desplegado durante otro conflicto. Cuando volvió, dejó el ejército y nunca hemos hablado del tema en absoluto. No he podido dejar de pensar en él durante la película. Si ha vivido algo así, aunque sólo sea un día, entiendo que no quiera ni mencionar o pensar en esa etapa.

A pesar de no ser un género que consuma frecuentemente, Warfare: Tiempo de guerra (sigo sin entender el porqué de añadir subtítulos innecesarios) es una cinta trepidante. Una vez más, una película que bien de las manos de Alex Garland parece que vaya a colarse entre lo mejor que ver en este año.

Una cinta rápida, vertiginosa y de calidad que puede ser un entretenimiento genial para estas vacaciones y que cuenta con la experiencia y la realidad de alguien que estuvo allí, lo que le suma un extra a la ecuación. Ya sólo falta que no se olviden de este director en las temporadas de premios…

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