Portada del cómic Los Cuatro Fantásticos: Punto de Origen, de Slott, Medina, Quinn, Izaakse, Magno, Vecchio y Manna, editado por Panini Comics
Dan Slott ahonda en el pasado de los 4F en un entretenido y divertido ejercicio de retrocontinuidad. ¡Empieza la aventura!

La retrocontinuidad es algo muy habitual en los cómics de superhéroes, no en vano muchos de ellos nacieron hace décadas (algunos son prácticamente centenarios) y han pasado por muchas manos. El tiempo cambia y ellos deben cambiar también, así que hay historias que se ajustan, personajes que crecen y mitologías vivas en constante estado de cambio.

Un ejemplo podría ser Superman al que en un primer momento encontró un motorista, más tarde los Kent, en otra época técnicamente nació en la Tierra… lo dicho, mitologías vivas en constante cambio. Estas modificaciones pueden ser más grandes o más pequeñas, e incluso gigantescas como en Crisis en Tierras Infinitas. Lo importante es que sigan viviendo aventuras, al igual que sucede en el teatro la función debe continuar.

Ahora bien, un ejercicio de retrocontinuidad también puede usarse para expandir un pasado si alterar demasiado el mismo. Podríamos hablar de Bucky, el joven compañero del Capitán América al que se creyó muerto durante mucho tiempo y que en realidad había sobrevivido lo que nos dio el arco del Soldado de invierno que es uno de los más recomendables del héroe abanderado, se partió de algo ya existente y se hizo más grande.

Algo similar podría decirse que sucede en Los Cuatro Fantásticos: Punto de origenen el que Dan Slott se adentra en ese primer vuelo que dio sus poderes al grupo de imaginautas pero lo hace desde el presente, no altera en realidad ese momento mítico de Marvel Comics si no que trabaja alrededor del mismo y recrea desde la puerta de atrás. Los personajes emprenden un nuevo viaje con una réplica del cohete original (llamado aquí Marvel-1) llegando hasta un lejano planeta en el que las condiciones de vida son similares a las de la Tierra, por supuesto tratándose de ellos esto solo es el comienzo.

A nadie le sorprenderá que, como es tan habitual en el mundo del cómic de superhéroes, el primer encuentro entre nuestros héroes y los de aquel mundo se salde con una pelea. Lógicamente, o al menos según la lógica de las viñetas, cada equipo considera que el otro es un enemigo a abatir y si bien es un empiece bastante sencillo poco a poco Slott va quitando capas a la cebolla dejando claro que no todo es lo que parece.

No así el cómic que sí es lo que parece, un ejercicio de puro entretenimiento que tan solo pretende contar una historia. No intenta cambiar el origen de los Cuatro Fantásticos o faltar al respeto al trabajo de Jack Kirby y Stan Lee, tan solo se quiere narrar otra aventura más, ampliar la mitología existente y hacernos recordar el motivo de que estos héroes sean lo que son: Fantásticos.

Leed y pasadlo bien, no intentéis desafiar a este tomo, no queráis buscar una historia transcendental o imprescindible. Sería una lástima, os perderíais de disfrutar de un cómic muy disfrutable.

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