Los Otros Mundos otorgan al lector la posibilidad de ver a los héroes más conocidos de DC desde nuevos puntos de vista. Claro que esto no siempre sale bien, y el hecho de que se traslade al personaje con sus secundarios y villanos provoca que en ocasiones sean historias hechas con calzador.
Por suerte eso no sucede en Superman: el último hijo de la Tierra, y Steve Gerber y Doug Wheatley tienen cuidado de crear una buena historia, aprovechando la mitología pre existente, pero sin caer en tópicos ni lugares comunes.
En lugar de eso no dudan en trasladar el nacimiento de Superman a la Tierra, que cuando esté a punto de explotar será enviado a un planeta muy lejano y será encontrado por Jor El, que lo adoptará como su propio hijo y así será criado bajo el nombre de Kal El.
Pero lejos de convertirlo todo en una aventura más, con el simple enfrentamiento del héroe con Lex Luthor (que lo habrá, en la segunda parte), usan este hecho para mostrar al lector cómo es el mundo de Krypton, sus costumbres, modo de vida y el porqué se condenó a sí mismo. Algo que es de agradecer y que, aunque esta obra se considere fuera de la continuidad (precisamente al ser un Otros Mundos, hacía tiempo que era bastante necesario.
Por otro lado estos aciertos desaparecen en la segunda parte, que se convierte en poco más que una cinta de acción con la habitual pelea entre Superman y Lex Luthor, que no aporta nada a la historia salvo el hecho mismo de ver tal batalla. Esto no es algo necesariamente malo o erróneo, solo adolece de tener un nivel por debajo de la primera parte, que se centraba en otro tipo de narración (quizá más intimista y costumbrista) y pasa rápidamente a no ser más que otro cómic más.
A pesar de eso, Superman: el último hijo de la Tierra, es uno de los Otros Mundos más recomendables para todo tipo de lectores, aunque siempre y cuando no sea comparado con Superman: Red Son.
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