Frasier es un personaje nacido en la serie Cheers, uno más de un reparto muy coral que tenía una ventaja frente a todos los demás: no estaba circunscrito al bar que daba nombre a la cabecera. Esto permitió darle mucho más fondo que al resto. Algo que creció y creció cuando protagonizó su propia serie por más de una década, una producción que regresó hace no mucho y que en este nueva era está terminando su segunda temporada (que está disponible en Movistar Plus).
Antes de seguir te indicamos que habrá destripes, spoilers o el término que prefieras. No sigas leyendo si no estás al tanto de la actualidad de Frasier.
Regreso a Seattle
En el capítulo octavo de esta segunda temporada Frasier regresa a Seattle junto con su hijo Freddie y Roz, quien parece estar más tiempo visitando a su viejo amigo que en su propia ciudad. El motivo es que desde la radio en la que trabajó por tantos años quieren hacerle un homenaje, charlará con viejos oyentes, volverá a dar consejos… Todo un viaje por el pasado y la nostalgia.
La nostalgia es una herramienta muy poderosa y vende mucho pero por sí sola no es suficiente. Sí lo es para atraer a cierto público que añora un pasado que ha idealizado pero no lo es para dar un contenido consistente. Y este capítulo es nostalgia pura y dura, bastante vacía, deja ver (una vez más) lo por debajo que está esta nueva Frasier de la Frasier original.
Viejos conocidos en Frasier
Sí, él vuelve a la radio que está en sus peores horas y allí se encuentra con dos viejos conocidos: Gil Chesterton y Bob “Bulldog” Briscoe. Están ahí pero no hay química, no aportan nada, son solo caricaturas dibujadas de lo que fueron e incluso en algún momento están en plano sin hacer nada más que estar en plano como si fueran efigies de cartón. Sin gracia, sin ironía, solo nostalgia por nostalgia enfocada a llegar al momento en que Frasier se siente de nuevo y diga “Le escucho”.
Un humor anacrónico
El humor, o la pretensión del mismo, que hace gala en este episodio tiene momentos realmente descastados y desgatados, como si de verdad se hubiera vuelto atrás en el tiempo en el peor sentido del término. ¿A estas alturas un chiste sobre la teórica homosexualidad de Gil Chesterton? ¿No debería estar algo así más que superado? ¿Que ahora el McGinty’s, el bar preferido de Martin, sea un bar gay es jocoso? ¿De verdad eso pretende ser gracioso? Resulta más ofensivo, vergonzoso y anacrónico que hilarante.
La importancia de Roz
Al menos todo el capítulo tiene un fin muy concreto, hacer que el personaje de Roz deje Seattle y se mude para estar cerca de su hija lo que provocará que se convierta en un personaje habitual de la nueva Frasier. Ya lo estaba siendo, apareció como invitada en la primera temporada y de forma más frecuente en la segunda, al menos ahora lo hará con una justificación y sin tener que inventarse una y otra vez motivos para que aparezca por Boston.
Divertida, pero por debajo
Tras los episodios de inicio nadie que haya seguido viendo la serie, me cuento entre ellos, pretende encontrar las cotas de calidad y genialidad que tuvo la original. Esta nueva Frasier aunque es divertida está muy por debajo (e incluso algunos diálogos parecen omitir y obviar la evolución que los personajes tuvieron durante más de una década) pero el público tampoco se merece un episodio tan lleno de nostalgia como vacío de contenido, y menos con un hipotético humor que hace gags a costa de la sexualidad de nadie.
Únete a nuestro canal de WhatsApp (totalmente anónimo, nadie verá tu nombre o tu número) y no te pierdas ningún contenido. ¡Súmate pinchando aquí!
Escritor y periodista de amplia trayectoria (AQUÍ, Cinemascomics, Infonegocios…), especializado en Cultura Pop aunque también ha escrito de temáticas muy distintas como política y el mundo de los negocios. Creador del personaje infantil Frost, perrito de aventuras descrito por RTVE como «Un nuevo héroe para los niños». ISNI 0000 0004 4335 5012