Joan Cusack y Kevin Kline en In & Out. Créditos: Paramount

Joan Cusack y Kevin Kline en In & Out. Créditos: Paramount

In & Out fue, y es, una comedia osada en muchos aspectos.

El tratamiento de la homosexualidad en la ficción fue durante mucho tiempo un tema complejo. Los enfoques son igual de diversos que los autores que los suscriben, así como las obras que en gran medida también vienen determinadas por el medio en el que se crean. No es igual una producción cinematográfica, que una serie televisiva o una saga de cómic, cada una de ellas tiene unos patrones y unos lugares comunes que si bien tópicos se tienden a respetar para la buena comprensión de quien está al otro lado.

El valor de Frank Oz y Kevin Kline

In & Out es una buena película, divertida, llena de grandes interpretaciones y con una sólida trama que se desarrolla prácticamente sola, algo que es debido al buen hacer de su director, un Frank Oz realmente inspirado, que nos lleva por dónde él quiere gracias al paradigma de esquema clásico de Hollywood. Pero si hemos mentado a este legendario productor, como dato curioso también fue el encargado de dar vida al maestro jedi Yoda, otro tanto hay que rendir al que es su actor principal, Kevin Kline.

Este hombre se ha convertido por derecho propio en uno de esos intérpretes capaz de elevar el nivel de calidad de una película, y para lograrlo solo hace falta que aparezca y diga una frase. Todo esto se completa con una muy cuidada ambientación, unos secundarios de lujo (tanto en caracteres como en los responsables de ellos), y por supuesto contando con un espectador al que se convierte en cómplice desde un primer momento.

Claro, que decir que lo único que tiene de valía este filme es el adentrarse en el campo de la homosexualidad, es dejarlo en un simple esqueleto. Es cierto que se atreve a mostrar claramente una relación entre dos hombres, un beso explícito y todo ello en un momento en que Hollywood todavía daba unos muy dudosos pasos al respecto, pero además de ello entra de lleno en toda una crítica social que va desde el mundo de la prensa a las modelos y pasando por el medio por reflexiones sobre quiénes somos, quién nos quiere y la importancia de aceptarnos a nosotros mismos.

Kevin Kline y Tom Selleck en In & Out, Créditos: Paramount
Kevin Kline y Tom Selleck en In & Out, Créditos: Paramount

Una comedia de corte clásico

El cine clásico es maravilloso. No existe otra forma de decirlo, y la verdad es que aquí tenemos una comedia de corte clásico en toda regla, casi si uno se esfuerza un poco se puede imaginar toda la producción con Fred Astaire y Ginger Rogers danzando y cantando por ahí. Es cierto que esta película marca un momento en Hollywood, una aceptación de una realidad y que llegan incluso a mostrar un breve beso entre personas del mismo sexo (sonará tonto, es cierto, pero no hay que olvidar que estamos hablando de 1997 y han pasado más de dos décadas, y en veinte años las cosas cambian mucho), pero es igual de cierto que es una comedia en tono clásico y no pretende alejarse de ello.

Pasa un poco lo que en su momento, tiempo más tarde, hizo Modern Family. Es una actualización y revisión en corte contemporáneo de las sitcoms familiares que tan bien conocemos todos, con programas como Cosas de casa o la mítica Padres Forzosos, que en hace tiempo tuvo su secuela, pero siguiendo en todo momento el pre definido esquema de una familia que se quiere y en la que se cumplen los viejos papeles, los arquetipos y los roles.

Esto mismo sucede en In & Out. Si bien se entra en el terreno del amor y las relaciones entre personas de mismo sexo, el cómo puede afectar a un pueblecito (no olvidemos que solo hay un gay, el protagonista, y esto es algo que también debe tenerse en cuenta) y sin dejar de lado la crítica social (y una muy fina ironía) esto no deja de ser una comedia romántica y tiene su pertinente buen cierre.

Y al final, una boda

Ya no es solo que Kevin Kline encuentre al amor de su vida en Tom Selleck (¿quién no lo haría?), o que la Emily de Joan Cusack se enamore del Cameron Drake de Matt Dillon (además dejando de lado la presión social de estar delgada, y siendo ella mismo de nuevo al topar con alguien que la quiere según es), todo esto sucede pero el punto que más evidente hace ver que estamos ante una comedia romántica clásica es la boda. La presencia constante de una boda como hilo conductor, algo que también sucede en Bridget Jones ya que podría decirse que es una de las motivaciones principales del personaje.

Aquí la boda lo es todo. Desde un comienzo es lo primordial, es lo primero que conocemos y es la duda de si se hará o no lo que lleva toda la trama. No es siquiera si Howard es homosexual o no, es solo si se llegará a casar como consecuencia de ello o si no lo hará (o si es gay e igualmente se casa, como casi parece pretender su madre).

Al final la historia tendrá un final feliz, no podía ser de otra forma, y por supuesto que habrá boda. No la de Kevin Kline y Tom Selleck, aunque en un primer momento así se nos hace creer pero Hollywood todavía no estaba preparado (todavía a día de hoy parece que cuesta entender que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos). La boda será la de los Brackett, los padres del protagonista, renovando sus votos.

In & Out fue, y es, una comedia osada en muchos aspectos, pero en otros se impone el Hollywood más clásico de todos. Eso sí, es divertida, entrañable, con una estupenda e irónica escena de baile y verla es asegurarse un buen rato de humor y risas.

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2 comentarios en «In & Out, una comedia costumbrista de la dulce homosexualidad tópica»

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