Ayla, la pequeña salvaje de Elfo Teatro.

Ayla, la pequeña salvaje de Elfo Teatro.

Ayla, la pequeña salvaje, es una obra recomendable para pequeños y adultos.

Una de las mejores cosas de Zaragoza, en mi opinión, es la diversa y ecléctica programación del Teatro Arbolé. Obras de todo tipo y calado, destacando entre ellas las infantiles que es, por lo que he podido comprobar en este año y pico viviendo aquí, por lo que más se conoce en la ciudad. Y es entendible dado que su oferta es realmente amplia y cambiante, en ocasiones sorprendente y en otras directamente innovadora.

En el caso de Ayla, la pequeña salvaje, se podría decir que los miembros de la compañía Elfo Teatro apuestan por arriesgarse un poco más de lo que suele ser habitual en las funciones para pequeños y rozan casi lo experimental. Su propuesta es poética, es preciosa y es una delicia sobre las tablas. Además, muy importante, no cometen el error de muchas producciones para niños y no bajan el nivel hasta el mínimo tanto que apenas se ve.

Aquí no pecan de ello. Son conscientes del público al que se dirigen y por ello la trama es sencilla, el montaje es vistoso, y las concatenaciones de escenas son fáciles de seguir pero no a costa de reducir el mensaje o hacerlo desaparecer. Nada de eso, los niños son niños, son seres humanos con menos experiencia, pero entienden, saben y comprenden. Y sin duda prestaron atención a lo que se representaba, al punto de que pocas voces podían oírse más allá de las de los profesionales.

https://youtu.be/zKPHP4Ot0EE?si=tRiM2bgIgiIO4O2w

La importancia del mensaje

Desconozco si esta obra es una adaptación libre del libro La pequeña salvaje de Chris Wormell, editado hace años por Blume en nuestro país, aunque es cierto que guarda varios paralelismos con el mismo. Desde el título al diseño de la marioneta protagonista, y su amigo perruno, al mensaje sobre nuestra sociedad, nuestro planeta y nosotros mismos. Un mensaje que, por desgracia, se repite desde hace décadas (podéis ver el final de la serie Dinosaurios, y eso fue en 1994) y que parece que no tenemos claro: Solo tenemos este mundo. No hay otro de recambio, o lo cuidamos o nos quedamos sin él.

Ayla, la pequeña salvaje, es una obra recomendable para pequeños y adultos. Tanto por qué cuenta como por la forma de hacerlo, su puesta en escena sencilla pero ingeniosa resulta atractiva y el conjunto en su total funciona maravillosamente. Y todo ello en apenas una hora, algo de agradecer en un momento en que otros medios, como el cine y las series, se han acostumbrado a duraciones excesivas en las que sobran minutos por todas partes.

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