Primero fue Tintín, y ahora es el turno de que Spirou y Fantasio viajen a Rusia.

Entre 1929 y 1930 el joven reportero belga Tintín viajó a Rusia, o más exactamente al país de los Soviets. Una primera aventura que en ocasiones es desconocida y a la que, de forma evidente, rinden homenaje Fred Neidhardt y Fabrice Tarrin en su trabajo Spirou y los Soviets, publicado en España por la editorial Dibbuks.

Aquí los dos creadores, que ya habían colaborado profesionalmente con anterioridad, llevan al joven aventurero y a su inseparable Fantasio hasta el otro lado del Telón de acero en una historia que sabe beber de los clásicos del personaje pero que no duda en dar un pequeño homenaje a otros. De forma directa se puede mencionar a James Bond, en el momento en que les equipan para poder hacer su reportaje, o la muy poco velada aparición de Tomás el Gafe haciendo de las suyas.

Hay que recordar que tanto Fabrice Tarrin como Fred Neidhardt son viejos conocidos de este universo y evidentes admiradores del mismo, más en concreto de la etapa de Franquin (como todos). El primero de ellos dibujó y guionizó (junto a Yann) La tumba de los Champignac, también la historia corta La Jeunesse Héroïque de Fantasio; por su parte el segundo fue, precisamente, colorista de La tumba de los Champignac, además de realizar su propia parodia titulada Spouri et Fantaziz. Este historial les hace perfectos candidatos para recrear al Spirou y Fantasio en una aventura no canónica, pero también muy entretenida.

Estamos ante un álbum sencillo y lleno de humor, que hará aparecer más de una sonrisa, pero también de varios gags que suenan a cliché para el lector veterano, aunque seguramente gusten al menos habitual. Y es que ese es uno de los valores de esas viñetas, el acierto de haber realizado una aventura que puede ser consumida por los que ya amamos al personaje como por los que no sepan nada del mismo, los autores se han ocupado de hacerlo fácil sin recurrir (casi) a la vasta mitología de Spirou, facilitando así la lectura del comprador casual.

Spirou y los Soviets no pretende nada más que entretener, no intenta competir con grandes historias del personaje o éxitos más recientes como el excelente Zorglub de Munuera, tampoco podría hacerlo, nada más lejos. Tan solo quiere hacer reír y distraer el lector durante un rato, y lo consigue.

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