Magia, trampas, demonios y engaños. John Constantine está de vuelta.

Desde su aparición en 1985 John Constantine se convirtió en un personaje indispensable para los lectores de cómics, su rápida popularidad fue tal que pronto pasó a tener su propia serie para vivir sus aventuras en solitario. Es en Hellblazer (y sus variantes) donde el inglés desarrolla todo su caótico y oscuro universo, un lugar tan peligroso como él mismo, lleno de situaciones y secundarios peligrosos en los que no se puede confiar.

En 2015 se lanzó Constantine: Hellblazer, una renovación del mito que tiene sabor clásico y que bien puede servir de puerta de entrada para los nuevos lectores, pero sin perder a los veteranos por el camino. Esto es algo muy fácil de decir pero no tanto de hacer, y no hay más que ver la reciente historia de DC Comics como claro ejemplo de ello.

No es así en este caso, gracias sin duda al trabajo de Ming Doyle (también dibujante) y James Tynion IV quienes, en lugar de pretender innovar por completo al punto de llegar a perder las esencias del personaje, se enfocaron en un lavado de cara que supo mantener al auténtico John Constantine. Una versión libre de décadas de historias, de años de tejemanejes, y en este caso con sus historias en Nueva York en lugar de en Londres, como solía ser habitual.

De igual forma hay diversos invitados de DC Comics, empezando (por supuesto) por La Cosa del pantano, imprescindible ya que fue en su colección en la que apareció por primera vez el mago, además de otros habituales del mundo de la hechicería de la editorial. Esto ayuda a dar fondo y profundidad a todo su mundo, aportando así un lazo con la continuidad que si bien no es siempre necesario sí es de agradecer.

Si bien Constantine es un personaje de guionistas, lo complejo de su personalidad e historias precisa de un cuidado extra en este apartado, también requiere de dibujantes que sepan aportar la oscuridad y exageración necesaria sin caer en la caricaturización por exceso. Es en este apartado donde hay que nombrar el arte de Ming Doyle (en su doble labor de guionista-dibujante) y el de Riley Rossmo, este último responsable de gran parte de la serie quien logró plasmar a la perfección el reino de luces y sombras del personaje. El apartado artístico se nutre también de las dotes de Vanesa Del Rey, Scott Kowalchuk, Brian Level, Travel Foreman y Eryk Donovan, siempre tras la pista del estilo principal, pero con espacio para dar su propia visión del hechicero.

El tomo se completa con la inclusión del Secret Origins 11, obra de Ray Fawkes y Richard Osanove, una breve historia que se adentra en los orígenes y pasado de John Constantine. Aunque, como suele ser habitual en él, lo que deja son más preguntas que respuestas.

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