Los personajes deben cambiar con el paso de los años, han de adaptarse y evolucionar o quedarán atascados en su propia historia y terminarán muriendo. No hay más que coger a cualquier héroe que esté actualmente en las pantallas y que venga de tiempo atrás, sus aventuras no son iguales que antes como pasa con Doctor Who o James Bond por citar solo dos (de entre una larga lista de iconos posibles).
Esto en ocasiones conlleva que sus orígenes se vuelven a contar para ajustarlos más a la actualidad, algo que no es del todo necesario ya que casi siempre la premisa básica funciona igual. Es decir que el motivo de Bruce Wayne de convertirse en Batman es el asesinato de sus padres y eso nunca cambiará, a Peter Parker le pica una araña que le da poderes, Superman siempre es el último hijo de Krypton y el Capitán América es un muchacho debilucho que gracias a un suero alcanza el pináculo de la perfección humana.
Los hechos más básicos siempre están ahí y en realidad no es preciso actualizar nada, pero eso no quiere que no se pueda hacer y tampoco que no se pueda hacer bien. Hay muchos detalles que se pueden enriquecer y cambiar, como el caso de Bucky y su paso a ser el Soldado de invierno, además de situaciones que no encajan con el rumbo actual de tal o cual colección. Eso mismo nos lleva hasta ¡Shazam!, miniserie firmada por Geoff Johns y Gary Frank, en la que viajan hasta la primera transformación de Billy Batson en el mortal más poderoso del mundo, antes conocido como el Capitán Marvel y desde el momento de publicación de esta historia simplemente como Shazam (en un giro editorial para simplificar la marca y dejarse de líos con Marvel Comics).
Personalmente creo que esta actualización del origen del Capitán Marvel era totalmente innecesaria, más después de esa joya que hizo Jerry Ordway titulada El poder de ¡Shazam! pero claro está que por mucho que esas páginas me gusten no dejan de ser otra revisión que pretendía actualizar el mito. Así que dicho esto he de reconocer que la versión de Johns y Frank es muy acertada y más que adecuada para la actualidad, además de tener varios guiños y referencias al clásico que tan solo enriquecen al producto final.
Aquí Billy Batson no es por defecto un niño dulce y matravilloso, es más bien alguien resabiado y algo huraño que no se ve capaz de confiar en nadie. No es alguien con un corazón puro y perfecto, pero sí tiene bondad en su interior y eso es suficiente para que se convierta en el campeón que el mundo necesita. Y más que nadie él mismo, Billy Batson necesita creer en algo, necesita que la esperanza vuelva a su vida, y no hay mejor forma de ello que convirtiéndose él mismo en un faro para los demás.
Claro está que no es todo tan sencillo, el personaje debe aprender y darse cuenta de que no vive solo. Por supuesto, y a nadie le extrañará, al final todo saldrá bien. El bien derrotará al mal, Billy se volverá una persona mejor y el mundo será más seguro. Claro que es así, a fin de cuentas y aunque ahora se llame Shazam esto sigue siendo una historia del Capitán Marvel y si algo tiene este personaje es que siempre deja una sonrisa en el lector.
Una miniserie, ahora tomito, que sirvió de base para la película de 2019, que al terminar deja con ganas de más, con una sonrisa y esa sensación de que todo puede salir bien. Sí, sin duda este personaje tiene el mismo corazón que siempre.