Tener una enfermedad mental es algo muy complejo y que no todo el mundo logra comprender. El motivo es muy sencillo, mientras que cuando tienes una dolencia física el efecto es evidente como por ejemplo si te rompes una pierna (se ve claramente) no tanto cuando nos toca explicar que lo que nos duele es el alma, que lo que no conecta del todo bien es la mente, que es tu propio cerebro el que trabaja en tu contra. Desde el exterior nada de esto se ve y el que no lo ha vivido muchas veces no termina de entender cómo es, pero solo hay que decir que es muy complicado pero también que con esfuerzo se puede mejorar, estabilizar y, con suerte, llegar a la sanación.
Y, algo muy importante, no estás solo. Nada de eso. Cierto es que en los peores momentos, cuando la enorme losa que tienes sobre el pecho no te deja moverte y ni siquiera tienes fuerzas para hacer aquello que te gusta, piensas que nadie más está ahí contigo pero por suerte no es así. Hay profesionales, hay amigos, hay gente que te quiere y hay personas que sin conocerte de nada también pueden ayudarte. Muchos hemos pasado por esto y luchamos cada día, por eso obras como Mi experiencia lesbiana con la soledad son necesarias. Lo son por algo muy sencillo, hay que quitar el tabú a este tipo de problemáticas y normalizar que uno puede estar mal, que el día a día igual es demasiado y que acudir al médico para encontrar ayuda no es algo de lo que avergonzarse.
Crecimiento y superación personal
Kabi Nagata firma un cómic sencillo y sincero, una historia totalmente personal que se asemeja a otras tantas pero que igualmente es única e irrepetible, es la suya. A través de las viñetas se puede sentir su dolor, sus dudas y sus miedos, esa terrible sensación de no ser suficiente y de que todos los demás, por algún motivo inexplicable, son capaces de levantarse, de ver el sol y salir a la calle a enfrentarse al mundo. La soledad, la pequeñez, el corazón que se encoge, las ganas de quedarte en la cama hecho una bola, las lágrimas y, al final, el crecimiento y la superación personal. Todo forma parte de este tomo y deja un mensaje claro, el que hace unas líneas has leído, se puede mejorar. Eso es lo más importante de lo que narra la autora, se puede mejorar y cuando vuelves la vista atrás nada es igual.
Si has pasado, o estás pasando (o llevas años con ello) por algo similar a lo que se narra en Mi experiencia lesbiana con la soledad es más que probable que llores al leerlo, a mí me pasó, que tengas que parar de pasar páginas para respirar y alejar de ti ciertos recuerdos, sentimientos y sensaciones pero que sonrías al llegar al final, al ver que su historia llega a buen puerto, que se reconstruye a sí misma y que logra apartar esa pesada losa. En cambio si nunca has sufrido algo así, y es estupendo y maravilloso que jamás hayas pasado por ello (no lo dudes, la salud es lo más importante), este tomo te ayudará a saber qué es, cómo se vive y se sufre, a ahondar en ello y a perder tabúes que hace mucho deberían haberse roto por completo.
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