La Ruina en su show en directo. Crédito: La Ruina Show

La Ruina en su show en directo. Crédito: La Ruina Show

Humor, risas, ruinas y miserias.

No soy una persona que escuche podcasts. No es que no me gusten, no es eso, sucede que por lo general cuando trabajo, que sería el tiempo en que podría, prefiero ponerme música de fondo. Algo ligero y que no me distraiga y, más importante, que no se me cruce en la cabeza con el artículo o el libro que estoy escribiendo. Si no lo que sucede es que termino, en ocasiones, tecleando lo que oigo entremezclado con lo que pienso.

La Ruina, un show en directo

Hace poco, varias semanas justo en medio de agosto de este verano de 2024, acudí a Coruña a firmar ejemplares de En tierra de demonios y a la vuelta el editor puso un programa llamado La Ruina. No lo conocía y el nombre indicaba más bien poco. Más que un podcast es un show en directo que después se convierte en podcast, un evento al que diferentes invitados acuden y con participación del público.

No diré que conecté con ello pero me sorprendió por el, sin pretenderlo, gran valor terapéutico que tiene. El programa consiste, por lo que pude oír, en que los presentadores, invitados y asistentes se sinceran y hablan de sus peores momentos, de sus ruinas personales, y lo hacen con una vertiente cómica, en un afán de divertir y de hacer reír con esas anécdotas terribles que todos tenemos.

El divertido absurdo de la vida

Desde tropiezos que hemos cometido a bocachancleces de todo tipo, pasando por bromas pesadas que salieron mal o que salieron muy bien y nosotros fuimos las víctimas, sin dejar de lado las otras muchas situaciones complejas y embarazosas que tiene la vida. Seamos sinceros, ¿quién no se ha caído más de una vez de la manera más espectacular posible por estar haciendo lo que no debía?

Y lejos de avergonzarse o dejarlo para siempre en el olvido, algo que sucede en muchas ocasiones, lo que La Ruina propone es contarlo, lanzarlo a los cuatro vientos y mofarse de ello. De esta forma lo que era una situación oscura y embarazosa toma un prisma completamente nuevo, se convierte en una anécdota hilarante con la que reírnos y hacer reír a otros.

Enfrentarse al pasado con una sonrisa

Además esto conlleva, y es lo mejor, el encararse de frente, con energía y valor a esos momentos que en el pasado quizá no fueron tan alegres. Esas mil y una situaciones que empañaron un día por otro lado estupendo, una entrevista que iba muy bien o esa cena que parecía fantástica y termino rota por todas partes igual que la vajilla, la silla y el mantel que ardió cuando quisimos ser románticos y encender una vela.

Ponte La Ruina, diviértete con las historias que se cuentan, con el despropósito y el absurdo de la vida. Después rememora las tuyas propias, trae desde el pasado esas memorias de juergas catastróficas, de viajes con malentendidos, de discusiones de besugos y deja escapar una sonora carcajada. Si no hemos venido a la vida a reírnos, ¿para qué estamos aquí?

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