El equipo de Mudras, tejiendo hilos invisibles. Créditos: Atrece Creaciones.

El equipo de Mudras, tejiendo hilos invisibles. Créditos: Atrece Creaciones.

Mudras, tejiendo hilos invisibles es la primera coproducción indoespañola.

Mudras, tejiendo hilos invisibles es un hito del audiovisual. Es así dado que se trata de la primera coproducción indoespañola, un documental que se adentra en los vínculos en común entre el flamenco y las danzas tradicionales indias. Presentado en la última edición del Marché du Film del Festival de Cannes está dirigido por la española María Salgado y el indio Bobby Bedi.

Es una película nacida de la unión entre las compañías españolas Atrece Creciones y Piensan las Manos en coproducción con la india Content Flow Studios que cuenta con el apoyo de la Casa de la India, la Valladolid Film Commision y el Ministry of Information & Broadcasting – Goverment of India.

El proyecto narra el viaje de ida y vuelta de una madre y su hija tejiendo los hilos invisibles que configuran la vida, a través de la historia real de la coreógrafa Mónica de la Fuente y su hija, la bailarina Nazaré de la Fuente. Todo a través de un relato escrito por la propia coreógrafa, que cuenta con Isabel Ruíz Ruíz como directora de fotografía y la música original de Germán Díaz y el Dr. L. Subramaniam.

Sinópsis de Mudras, tejiendo hilos invisibles

A principios de los años noventa, Mónica de la Fuente, estudiante española de teatro y danza de 19 años, emprende un viaje por tierra a la India. Tras una intrépida travesía por territorios desconocidos y culturas exóticas, a su llegada al subcontinente indio encuentra en las artes clásicas del sur de la India una vida en la danza.

Descubre un nuevo lenguaje del cuerpo, tan ajeno y, a la vez, familiar, como una forma de arte orgánico que habla más allá de las fronteras. Mónica fue grabando todo este proceso que duró años.  Ahora, 3 décadas después, su hija Nazaré, bailarina de danza española y también de 19 años, emprende el mismo viaje. Esta vez por aire.

Nazaré vuelve a los lugares donde fue su madre a nutrirse de la danza, las artes marciales, y, en definitiva, de la cultura india, para su carrera como bailaora y para la creación de un espectáculo. Asistimos al surgimiento de un nuevo diálogo, plasmado en una cautivadora creación de madre e hija: dos bailarinas en escena, dos formas de expresión, cada una en su propio viaje vital que se entrecruza, fusionando sus pulsos rítmicos; dos almas que se convierten en un solo latido y dan a luz una nueva pieza de danza para celebrar un universo de conexiones.

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