El festival Mutea de Zaragoza sigue adelante y en esta ocasión os hablaré de La Cenicienta. Este es un relato clásico adaptado un sinfín de veces, con una historia que permite cambios y revisiones sin que eso afecte a su esencia. Sí, siempre hay variaciones, ¿o acaso alguno recuerda ver a las hermanas con mutilaciones para que les entre el zapatito de cristal? ¿O que pierdan los ojos picoteados por pájaros? Los cuentos que consideramos dulces nanas infantiles muchas veces, en su origen y forma más tradicional, son más oscuros y dolosos de lo que pensamos.
Actualizando el clásico con humor e ingenio
El mundo cambia y los relatos deben hacerlo también, así que la propuesta de la compañía Con Ton y Son fue por ese camino y dio una versión actualizada, divertida, con cierta mala uva y excesiva que era un despropósito. Pero no un despropósito como la película Cenicienta de Prime Video (estrenada en 2021 con el protagonismo de Camila Cabello), ahí hablamos de un despropósito en el peor sentido del termino y en el que no fue algo pensado. Nada de eso, uso el término en el mejor sentido posible, un despropósito pensado y orquestado, una forma de llevar adelante el relato clásico que casi hace que se roce con el teatro del absurdo.
Y me reí mucho. Yo, mi pareja, el matrimonio de delante, la señora de atrás, las dos niñas de la otra fila… Nos reímos, cantamos, coreamos y aplaudimos. Era difícil no hacerlo, el buen humor y la alegría de la obra eran contagiosos. Con canciones y referencias actuales, e incluso alguna crítica poco velada que a los niños pasaría desapercibida pero no así a los adultos. Todo ello justificado por una simple decisión, lo que estábamos viendo no era un cuento que se contara a un pequeño, era justo al revés. Era una madre la que esa noche escuchaba el cuento de la boca de su hija, y esta por el camino, como todos lo hacemos cuando somos infantes, se deja llevar por su imaginación sin control alguno.
Un Hada madrina inspirada en Divine
He de decir que hubo dos puntos que me gustaron especialmente. El primero fue el manejo de las luces, algo que siempre está ahí (el apartado técnico) pero que no siempre llama la atención, aquí la compañía Con Ton y Son jugó con ellas en ocasiones y una parte dentro de mí solo pensaba “Qué buenas fotos saldrían aquí”. El otro punto que me encantó fue el Hada Madrina, o como decía cada vez que se presentaba “El Hado, Hado, Hade”. Una versión de este fantástico ser que era una divertídisima y excesiva Drag queen, llena de desparpajo, alegría, un traje con luces, una varita mágica que se convertía en un abanico dorado y una inspiración más que directa en Divine (quien ya fue la base, de forma innegable para Úrsula de La sirenita.
La Cenicienta de Con Ton y Son es un espectáculo familiar pero de verdad, no es un eufemismo para decir “solo niños, los adultos os aburrís”. No, nada de eso. Es un show pensado principalmente para los pequeños, sí, es cierto, pero con el suficiente acierto de dejar varios guiños y momentos para que los adultos también disfruten. Y visto lo visto en la platea del Arbolé se puede decir que todos disfrutamos, y mucho, de la función.
Es una obra teatral actualizada del cuento de la Cenicienta, divertida, para todos los públicos, lo importante es que abre el camino a la realidad más actual sin perder su esencia, la autora y directora Olga Ezpeleta, aragonesa y con decenas de obras escritas por ella y algunas adaptadas, permiten dar un conjunto de emociones que solo es alcanzable en la pantalla de tu salón en la más intimidad. Con esta obra titulada la CENICIENTA abre la puerta del armario del cambio de nuestra sociedad a un mundo visto desde la perspectiva de una niña quien será, quien te contará el cuento. Las instalaciones del teatro Arbolé son maravillosas para pasar una velada de teatro en sus butacas. Muy recomendable.
No sé si pretendías hacer un resumen de la crítica pero lo has hecho.