
El arte y la comedia se unen en Bellas Artes. Créditos: Movistar Plus
Que la serie Bellas Artes es una genialidad es algo que está fuera de toda duda y más tras esta estupenda segunda temporada. Una vez más a lo largo de seis episodios la creación de Mariano Cohn y Andrés y Gastón Duprat se torna en una estupenda crítica que no duda en atacar la corrección política y cercenar cabezas con alegría y salero, es justo lo que hace falta en este momento.
No por ello el producto está exento de valores morales y sociales, nada más lejos, pero su forma de exponerlos no es la misma que la de otros. Y es que la sátira es muy necesaria, es una herramienta fantástica para mostrar los males de la sociedad, para ponernos a todos frente al espejo y hacer que nos horroricemos, o nos riamos a carcajadas en este caso, ante lo que nos devuelve la mirada.
Antes de seguir, un aviso: ¡ALERTA DE DESTRIPES! Si no estás al tanto de los últimos acontecimientos de Bellas Artes no sigas leyendo, habrá spoilers.
Bellas Artes y la ceremonia
El momento culmen de esta segunda temporada de Bellas Artes es la ceremonia de entrega de premio a Mariel Bernabé, interpretada por Ángela Molina. Un personaje de fondo en la primera tanda de episodios y más presente en los actuales, antigua mujer de Antonio Dumas, protagonista interpretado por Oscar Martínez, que ejemplifica en su persona lo peor y lo mejor que puede dar el mundo del arte incluyendo sus nada improvisadas acciones y comentarios.
Cuando sube a recoger el premio, y como en parte adelantaba el propio Dumas, lo que hace es lanzar una proclama en contra del mismo. De todo el mundo del arte, de sus compañeros y de todo lo que rodea a este universo poniéndose así ella misma en el lugar de estar en contra de todo. Es decir, ella se auto considera, y lo deja claro, auténtica enfrentada a todo el grupo de farsantes que son los demás. Quizá en este caso el espejo habría venido bien, pero el personaje va de eso, de servir de incoherente ironía en sí mismo.

La opinión de Antonio Dumas
Acto seguido, cuando su estudiada y muy planeada performance (que incluye el haber llegado tarde, algo que siempre hace por lo que parece) ha terminado, deja la sala. El protagonista sale tras ella con el micrófono de la mano y en el aparcamiento tienen una conversación, por desgracia el aparato sigue encendido y todos los invitados pueden oír sus palabras que coinciden en gran parte con las de Mariel, incluso se atreve a decirle que “El mundo del arte es inmundo, da asco” y a partir de ahí todo va hacia arriba, o hacia abajo según se mire.
Pero no ahorra comentarios tampoco hacia su antigua pareja a la que tiene muy bien calada con su “superioridad moral” y considera que ella, y otros tantos, “son lo peor”. En sus palabras se nota algo que ha sido muy patente desde el primer episodio de la primera temporada: Antonio Dumas está agotado de tantas tonterías, de tantas máscaras, de tanto “acting” como el que Mariel ha llevado a cabo (él sabe que no es otra cosa), está hastiado de tanto… todo.
Al día siguiente
Y al día siguiente, la vida sigue. Antonio Dumas debe regresar al MIDAM, el museo que dirige, ante los silencios, miradas y susurros inevitables que genera a su paso por su actuación pretérita. No es casual que en su periplo hasta llegar a su despacho pase por delante, al lado más bien, del Cristo de León Ferrari, la obra La civilización Occidental y Cristiana del año 1965, que se ha visto en varias ocasiones y que cobra aquí un significado de relevancia.
Por supuesto sigue teniendo aliados y compañeros pero también el peso del mundo, o de sus actos, sobre sus hombros. Y así, de forma inevitable, al entrar en su despacho se hunde. Se refugia dentro de su propia americana mientras el teléfono suena, suena y suena. Quizá esta vez todo sea más de lo que puede manejar, esta vez él mismo se ha convertido en su peor enemigo…
Y un posible futuro para Bellas Artes
O no. El final queda por completo abierto y grita que habrá una tercera temporada, algo que necesitamos lo antes posible. Pero puede que este no sea su cierre y menos en el mundo de hoy que tanto se critica, incluso quizá las redes sociales que tanto detesta el propio Antonio Dumas terminen siendo sus aliadas. ¿Es descabellado pensar que sus palabras hayan sido grabadas, subidas, compartidas y aplaudidas por miles de personas?
También podría ser, y no cuesta ver que en la realidad podría suceder de tal forma, que varios artistas hayan hechos suyos sus mensajes, se hayan lanzado a darle su apoyo en un acto desesperado de autopromoción y bombo como suele pasar. Pero también es viable que suceda todo lo contrario, es complicado saberlo.
Lo que no es complicado saber es que Mariano Cohn y Andrés y Gastón Duprat tienen planes para Bellas Artes en su tercera temporada, cuáles son y cómo se desarrollarán es algo que por el momento y con la segunda temporada recién estrenada no se sabe. Ahora es el momento de disfrutar de estos nuevos episodios y después de hacer un repaso a los anteriores.
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Escritor y periodista de amplia trayectoria (AQUÍ, Cinemascomics, Infonegocios…), especializado en Cultura Pop aunque también ha escrito de temáticas muy distintas como política y el mundo de los negocios. Creador del personaje infantil Frost, perrito de aventuras descrito por RTVE como «Un nuevo héroe para los niños». ISNI 0000 0004 4335 5012