Vicky Kriep como Ingeborg Bachmann

Vicky Kriep como Ingeborg Bachmann

Vicky Kriep brilla como la propia Ingeborg Bachmann.

El desierto es un lugar que siempre ha atraído a multitud de curiosos, un mar de tierra que permanece igual pero que está en constante cambio. Es eterno e inmutable pero a cada segundo es diferente. Precisamente este es el lugar elegido por la poeta austríaca Ingeborg Bachmann para sanarse y reencontrarse, y es esa etapa de la vida la que la directora y guionista Margarethe von Trotta ha querido captar y reflejar en Viaje hacia el desierto. Ingeborg Bachmann.

No, eso no es del todo cierto. El desierto está ahí pero el filme es el viaje que la conduce hasta ese momento y lugar (como deja claro el título), un repaso de su vida desde que se cruza en su camino el dramaturgo Max Frisch hasta el final de la vida. Un periplo lleno de alegrías, tristezas, dolor y superación que se sostiene con la fascinante actuación principal de Vicky Kriep como la propia Ingeborg Bachmann y de Ronald Zehrfeld como el recién citado Max Frisch. Su química es palpable desde un primer momento, también sus reproches y desconfianzas, es fácil entender qué sufren y sufrirlo con ellos. La elección de casting y los trabajados diálogos son uno de los puntos fuertes del filme, y de los más disfrutables.

Una cuidada puesta en escena

Hay que alabar la buena labor de producción y de fotografía, visualmente Viaje hacia el desierto. Ingeborg Bachmann es un filme en el que se han cuidado todos los detalles, hay escenas realmente deliciosas y algunas estampas fantásticas. Por otro lado, y este es un problema de peso, no se llega a tener la sensación de un todo de conjunto y más parece que el confuso montaje elegido ha sido una decisión final y no tanto algo decidido desde un comienzo. Y esto no es algo que ayude a conectar con los personajes y con sus vivencias.

De igual forma el producto da por hecho que el espectador conoce a Ingeborg Bachman, su vida y su obra, algo que en ciertos casos será así pero en otros tantos no (como sucede en un buen número de biopics). Esto es una lástima dado que este tipo de filmes son la puerta perfecta para que un gran número del público descubra autores y hechos, pero cuando partes de que debe tenerse un conocimiento previo para entrar en lo que se va a narrar es probable que lo que logres sea dispararte en el pie.

Viaje hacia el desierto. Ingeborg Bachmann no es una mala película, nada de eso, pero sí resulta confusa en su planteamiento y su montaje, dejando la sensación de que apostar por una narrativa más sencilla y clásica le sentaría realmente bien logrando de esa forma una conexión mayor con el público. Un filme correcto que podría llegar a más pero con el que uno puede disfrutar de estupendas actuaciones y una buena puesta en escena.

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