Lo primero es aclarar que estas breves líneas solo se basan en mi experiencia personal tras una década en la que he publicado más de una quincena de libros, otros autores pueden tener otra muy distinta. Aunque también indico que charlando con diferentes escritores me he encontrado que hay pautas que se repiten una y otra vez, así que quizá sea más habitual de lo que nos gustaría. Vamos al turrón.
Cuando uno empieza a escribir libros lo hace lleno de ilusión, y así debería ser, pero también conviene saber las partes malas del tema que es algo que, por desgracia, no suele comentarse demasiado. Hay luces como los lectores y las sesiones de firmas, y por supuesto editoriales que cumplen y funcionan bien, pero hay otras tantas sombras que es mejor que conozcas de antemano.
Malas condiciones
La primera es que en muchas ocasiones las condiciones no son las mejores, el que menos va a cobrar de todos eres tú y no siempre a tiempo. Es habitual oír quejas de pagos que llegan tarde o que no llegan, y en mi experiencia te recomiendo revisar siempre bien todas las liquidaciones y hacer cuentas para asegurarte de que no falta dinero. No es ya una cuestión de que vendas más o menos, que es un tema diferente, es un “Pondera que igual te vas a tener que pegar para cobrar lo que has vendido” así que ármate de paciencia. Por suerte se suele terminar cobrando, pero repito: te recomiendo revisar siempre bien todas las liquidaciones y hacer cuentas para asegurarte de que no falta dinero.
¿Promoción? ¿Qué promoción?
La promoción en muchos casos es prácticamente inexistente reduciéndose a una fugaz nota de prensa y, con suerte, un comentario en redes sociales. No siempre y por lo general solo en el momento en que es novedad, después de eso en un gran número de ocasiones cae en el olvido y la editorial no volverá a destacar el título. La gran fuerza de la promoción y comunicación vas a ser tú, tú tendrás que hablar de ello en los canales que tengas, buscar la forma de llegar a medios, de conseguir entrevistas… ¡Ah! Y no pienses que después la editorial se hará eco de ello, no siempre sucede.
Promesas vacías que se lleva el viento
También conviene que te prepares para un buen número de promesas incumplidas. Desde portadas que no siguen lo que se te ha dicho a cambios en el diseño que contradicen todo lo que has sugerido y se había aceptado, a eventos a los que en teoría iba a haber una sesión de firmas y nunca se sabe más del tema o cosas tan sencillas como un cambio de título que ni se te consulta. Hay ciertos puntos que según el contrato que firmes pueden hacerse de una forma y otros que no, te recomiendo leer varias veces el documento y pelear por cambiar todo en lo que no estés conforme.
Nadie tiene la culpa de nada
No solo promesas incumplidas, también tendrás una buena ración de excusas sobre el motivo de no hacer tal o cual cosa, de tal cambio y tal pregunta sin respuesta. Y no, por lo general nunca será “Lo hemos hecho mal, perdón, estaremos más atentos”, si acaso se culpará a otro miembro del equipo y este a otro y este a otro y así en un bucle infinito. Y no, por tu parte la reacción nunca puede ser pecar de poca profesionalidad, que alguien no haga bien su trabajo no justifica que otro haga lo mismo. Cumple tus plazos, respeta lo pactado y ten ética profesional. Alguien debe tenerla.
Y hay más…
Hay más problemáticas, más situaciones que te encontrarás y que de primeras no sabrás lidiar con ellas. Por suerte el tiempo es buen maestro y estoy seguro de que la mayoría de autores que llevamos años publicando estaremos encantados de contarte nuestra experiencia, ayudar en la medida de lo posible y darte consejos.
¿Te preguntabas el motivo de que cada vez más creadores apuestan por la autoedición y el micromecenazgo? Esto es, por esto es.