Portada del cómic La luna de Verne, de Montse Mazorriaga y Arnau López, editado por Ediciones Serendipia
Un cuidado guion que vigila las caracterizaciones y los detalles haciendo que el lector entre de lleno en un mundo más mágico que el nuestro.

Hace tiempo desde Redbook Ediciones me propusieron hacer un libro sobre ucronías y si bien el tema no llegó a más por diferencias creativas sí me sirvió para darme cuenta de la gran e inabarcable cantidad de títulos que se acercan a este género. Y es que claro, una ucronía no es más que una realidad en la que las cosas se alejan de la forma en que fueron en la nuestra y esto abre la puerta a que cientos y cientos de obras, da igual el medio, puedan encajarse en ese apartado.

Sin duda cuando uno piensa en ello lo que más rápido le viene a la mente, al menos en mi caso, son las historias sobre nazis ganando la guerra y haciendo que todos hablemos en alemán, llevemos esvásticas en la ropa y funcionemos como un engranaje. Un engranaje nazi, eso sí. Muy posiblemente si se sigue dando vueltas al tema aparezcan otras y la mayoría sean un desastre, un mundo en el que las cosas se torcieron pero en realidad no hay motivo para que sea así, con que haya un desviamiento de rumbo y destino basta.

Es decir, tan ucronía es Patria como Overlord. Puede hacerse de muchas formas y en el caso de La Luna de Verne, que edita Serendipia Ediciones, se hace con elegancia y con buen gusto. Se hace tomando como punto de partida el siempre fascinante relato de Julio Verne sobre el viaje a la Luna y se sitúa la batalla por aterrizar en nuestro satélite décadas antes de la Guerra Fría. La misión es la misma, conseguir alcanzar el gran ojo del cielo, pero el cómo y el porqué es lo que lo cambia todo.

Así a través de las páginas que firman Montse Mazorriaga y Arnau López se viaja por un pasado que no fue pero que se acerca mucho al que pudo ser, la imaginación y los personajes históricos se dan la mano para crear un relato entretenido y bien desarrollado que nos hace viajar con la mente y con el corazón. Es cierto, todos sabemos que Orville Wright y George Méliès no tuvieron relación con un viaje a la Luna real pero no impide que en esta lectura creamos que sí, que lo veamos posible y que lleguemos a pensar por un momento que todo sucedió según los autores nos lo están contando.

Y esto se logra a través de un cuidado guion que vigila las caracterizaciones, las relaciones humanas y los detalles (como el fugaz momento en que de fondo se ve a Méliès en la estación de Montparnasse) haciendo que lo irreal parezca real, que lo que no sucedió pudo hacer sucedido y que el lector entre de lleno en este mundo imposible pero un poco más romántico y mágico que el nuestro. Y si uno lo piensa, ¿podemos decir que no sucedió de la forma en que está dibujado?

Hay una teoría que dice que todos los mundos que imaginamos son posibles y ciertos en algún lugar del vasto universo, ¿y no es maravilloso pensar que toda esta historia lo es? Los sueños no necesitan ser reales para ser ciertos. Abre el tomo, pasa las páginas y déjate llevar.

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