Escena de Grease el musical

Escena de Grease el musical. Fotografía de Som Produce.

Ver Grease es siempre una experiencia, y más en vivo y en directo.

Grease es una de esas películas inmortales que han logrado conquistar a varias generaciones. Es así por su reparto y personajes carismáticos, sus canciones inolvidables y un mensaje que puede resumirse en “No tengas miedo de ser tú mismo y lucha por ello”. O dicho de una forma más sencilla y mundana: Grease mola. Lo mola todo.

Ahora, hay que decir que el título que todos amamos no es el original, ese fue la primera versión de teatro musical estrenada en 1971 que en realidad no conocemos. Tras el éxito del filme la puesta en escena cambió, modificó parte de su ser y de sus canciones, así que lo que uno ve cuando se sienta en la butaca de terciopelo es una mezcla de ambas. Tiene sentido, a fin de cuenta la película es, hoy en día, más conocida que la representación original y no es raro encontrar a personas que piensan que esta fue antes.

Pero sea de una u otra forma ver Grease es siempre una experiencia pero hay que reconocer que no es igual hacerlo en nuestra casa a través de una pantalla, o un proyector en mi caso, que en vivo y en directo con actores que están tan solo a unos pocos metros de distancia. Y debe decirse que el actual montaje, en conmemoración del quincuagésimo aniversario, es estupendo.

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Una buena selección de intérpretes

La elección de actores es muy acertada y todos logran fundirse a la perfección con sus personajes, destacando (al menos para mí) la interpretación de Pau Gimeno como Roger demostrando una gran vertiente cómica y la de Carlos Solano como el carismático Vince Fontaine, además de demostrar una gran versatilidad al dar también vida al entrenador Calhoun y al ángel de la guarda de Frenchie. Esto no quiere decir que el resto no estén a la altura de lo que necesita la obra, nada de eso, todos lo están y demuestran a lo largo de la representación su talento, habilidades y saber hacer.

Pero una de las mejores formas de saber si un espectáculo en vivo funciona o no es estar atento a las reacciones del público asistente, y en este caso puede afirmarse que funciona y muy bien. Al menos a su paso por Zaragoza las risas y sonrisas eran constantes, cada número musical terminaba con un aplauso sincero y estos mismos no cesaron en el momento del saludo final de los actores. Reacciones sinceras y espontáneas que dejaban claro que el espectáculo había gustado y mucho, pero claro está que hablamos de Grease y, como he dicho al principio de estas líneas, Grease lo mola todo.

Y es que, sencillamente, ver Grease siempre es una experiencia. ¡A por otros cincuenta años!

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