Frost, perrito de aventuras, disfrutando de una taza de chocolate. Ilustración de Doc Pastor.

Frost, perrito de aventuras, disfrutando de una taza de chocolate. Ilustración de Doc Pastor.

Sigue la historia de Frost, perrito de aventuras.

– Buenos días, soldado– dijo la capitana Ali al otro lado de la pantalla al perrito de aventuras,

Frost suspiró – Ali, ya lo hemos hablado. No soy un soldado, no estoy a tus órdenes. Solo colaboro con los Cadetes Espaciales – le recordó.

– Pero eres un Cadete Espacial honorífico – se reprimió las ganas de decir “Y es capitana Ali”, pero sabía que no iba a servir de nada.

Frost también sabía que no serviría de nada insistir así que fue directo al grano – Dime, de qué se trata. Duque me ha comentado algo de un planeta que era verde y ahora está árido– (se lo ha comentado sin que nosotros nos diéramos cuenta, ¡qué poco respeto por los lectores y el escritor!) hizo un gesto a su nave inteligente para que llenara de nuevo el chocolate y prepara más galletas y bocadillos, algo que en realidad ya había hecho. Entre una cosa y otra ya no le quedaba nada, dormir no le había bastado para recuperar las fuerzas y esto le estaba sentando genial.

– Eso es, hemos recibido una petición de ayuda. Los pocos informes que hemos podido recabar dan la razón a los lugareños. Algo extraño está sucediendo en ese planeta pero no sabemos bien qué – y había un motivo para ello.

– ¿No sabéis el qué? ¿Cómo puede ser eso? – dijo el intrépido perrito de aventuras mientras mojaba una galleta de la nueva hornada en su taza recién rellenada.

La capitana Ali se aclaró la voz. Detrás de ella había varios miembros de la tripulación atentos a qué iba a decir, llevaba poco en el cargo pero había quedado claro que no le gustaba reconocer que necesitaba ayuda o que había algo que no podía hacer. – Verás… lo que sucede… es que… Buenooooo, que nuestros sistemas no pueden penetrar a través de sus nubes. Tienen un magnetismo especial y parece que no dejan de moverse de un lado a otro – Sus verdes ojos felinos dejaban entrever una pequeña súplica, algo estilo “Y no preguntes más, por favor, que bastante mal lo estoy pasando ya”.

Frost dejó la taza al lado, que se había terminado, apoyó los brazos y pensó durante un par de momentos. Casi parecía que podían oírse las ruedecitas de su cabeza girar, solo que eran las de Duque las que sonaban. Una sonrisa pícara asomó en su rostro sin que él fuera consciente.

– Manda toda la información que tengas a mi nave, cuenta conmigo. Iremos hasta su órbita para explorar el planeta con nuestros instrumentos– dijo con voz firme.

La capitana Ali asintió, cerró la comunicación sin despedirse fiel a sus toscos modales. A los pocos segundos Duque recibió todos los informes y los desplegó holográficamente delante de su amigo, este se levantó de su asiento y paseó entre ellos. Le gustaba hacer lo que él llamaba “una inmersión”. Tenía todo delante, podía moverlo, ampliarlo y modificarlo según quisiera, le servía para hacerse una mejor idea de qué se iba a encontrar.

En teoría. Duque estaba contando hacia atrás desde cien sabiendo de antemano qué iba a pasar.

– Esto no es suficiente – dijo el aventurero entrecerrando sus ojitos almendrados. – Tendré que bajar hasta allí para investigar en persona – la alegría se notaba en su voz y esa sonrisa cruzó de nuevo su rostro. – Pongamos rumbo a la superficie del planeta – “Y cien” pensó Duque sin decir nada.

Lo cierto es que él sabía de antemano que iba a aceptar la misión fuese la que fuese, le gustaba demasiado meterse en líos y descubrir cosas nuevas. Además, estaba esa sonrisa, esa sonrisa de pícaro que aparecía sin que él fuera consciente, esa sonrisa lo decía todo. Así que había puesto rumbo hacia las coordenadas adecuadas antes de que el can lo pidiera, no sería un viaje muy largo.

El tiempo justo para tomar otra taza de chocolate caliente. Y quizá uno o dos galletas.

Fin del capítulo 3º, 4ª parte: La alarma incesante. Esta historia continuará…

Únete a nuestro canal de WhatsApp (totalmente anónimo, nadie verá tu nombre o tu número) y no te pierdas ningún contenido. ¡Súmate pinchando aquí!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *