Tazas de chocolate en Frost, perrito de aventuras

Tazas de chocolate en Frost, perrito de aventuras

¡Llega el final de esta historia de Frost, perrito de aventuras!

Las promesas son algo que deben cumplirse. Si uno da su palabra después debe mantenerla, es muy importante. Frost, perrito de aventuras lo sabía, siempre era fiel a lo que decía y más a lo que prometía. Nunca se olvidaba de una promesa, daba igual si era a un conocido, un enemigo o a un amigo, pero es cierto que las promesas a los amigos se las tomaba más en serio.

El gusano que había conocido estaba dormido, dormía plácidamente tostándose al sol cerca de unas rocas. Así lo hacían en su especie y cuando tenían calor regresaban a la tierra, pasaban por dentro de las dunas y los granos de arena para estar fresquitos y desplazarse. Quizá otros pensaran que era muy complicado pero para ellos era genial hacerlo así. A veces lo hacían en grupo pero lo más habitual es que lo hicieran solos, facilitaba todo por su gran tamaño y así pasaban más desapercibidos.

Sus ronquidos eran atronadores y su aliento dejaba mucho que desear, pero entre los suyos todo esto era lo normal. Finalmente se desperezó y se incorporó solo para ver que delante de él había dos extraños objetos, uno cuadrado y otro redondo. Se acercó a ellos con cautela, los rodeó y miró atentamente sin saber qué hacer ya que nunca había visto algo parecido. Era una experiencia totalmente nueva pero antes de que llegara a tomar una decisión el objeto metálico se abrió por la mitad y de él salió un holograma. Era Frost.

– ¡Hola! No sé tu nombre pero sé que eres tú – el gusano lanzó un sonido de alegría y se lanzó hacia su amigo pero lo atravesó. No entendía qué pasaba – Vale, te habrá extrañado esto, pero sé que entiendes mis palabras aunque yo a ti no. No estoy aquí, este soy yo pero no estoy ahí, es una grabación – El gusano pareció algo decepcionado pero escuchó con toda su atención.

– Te prometí que te daría a probar el chocolate caliente y los aventureros siempre cumplimos nuestras promesas – un momento de silencio -, bueno, al menos yo sí las cumplo. – El holograma señaló el otro objeto, era grande y circular. Parecía una especie de tonel. – Eso de ahí está lleno de chocolate y además está automatizado para empezar a calentarse según se activara este holograma, aunque tú estás acostumbrado a ese desierto y lo mismo te parece que está frío. Solo tienes que comértelo y se abrirá para que puedas saborearlo – El holograma sacó una taza de chocolate como si brindara con el gusano.

Primera parte del epílogo de Frost, perrito de aventuras, y los gargantúas del mañana. Esta aventura continuará.

Únete a nuestro canal de WhatsApp (totalmente anónimo, nadie verá tu nombre o tu número) y no te pierdas ningún contenido. ¡Súmate pinchando aquí!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *