Las familias disfuncionales, por desgracia, son muy comunes. Mucho más de lo que se suele saber y es así dado que una de las claves de estas familias es el hermetismo, ese “Los trapos sucios se lavan en casa” que es una forma más de proteger el maltrato (no nos engañemos), por eso que en el Festival Mutea haya representaciones como Padres, madres y desmadres de Jueves a las Seis resultan tan importantes. Ayudan a eliminar el tabú, hacen que una situación de escondida tragedia sea pública y sirva de sardónico espejo como solo el teatro puede servir.
Un tema complejo
Así los integrantes no dudan a la hora de mostrar estas situaciones bien conocidas, vividas y sufridas por muchos, con padres y madres narcisistas y tóxicos que no dudan en insultar a sus hijos, en atacarles y en, como dejan claro, odiarles por, sencillamente, no ser igual que ellos. Algo que, conviene no olvidarlo, es un acto de maltrato de adultos hacia niños (que sigue adelante cuando esos niños pasan a ser adolescentes y adultos).
Lo llevan adelante con mucha sorna, con ironía y con, por desgracia, una gran veracidad y fidelidad tanta que a más de uno le parecerá estar viendo sobre el escenario sus propias vivencias, recuerdos y situaciones complejas a través de una infancia rota. Por otro lado esto también puede servir, como se ha dicho, de espejo para el que ejerce tal maltrato, quizá para hacerle reflexionar y ver que este comportamiento y actitud no es aplaudido, es ridiculizado, vilipendiado y convertido en lo que es, en un esperpento.
Drama y comedia
No todas las escenas elegidas conforman parte de esta idea, otras van por caminos más ligeros o directamente cómicos. Como la llegada de un hombre a un servicio en el que te desvelan el día de tu muerte, con todas las problemáticas que eso conlleva y sí, por supuesto las burocráticas. Un segmento que en parte hace pensar en la obra teatral Cuánto me queda escrita por Marta Buchaca, que en 2023 fue llevada el cine por Carolina Bassecourt con guion de la propia dramaturga.
Padres, madres y desmadres de Jueves a las Seis es una representación que tiene tanto de drama, el hecho que representa, como de comedia, la forma de representarlo, y si bien la función sale adelante parece estar un poco entre dos aguas. Quizá habría requerido más sobriedad al ser un tema sumamente delicado como la familia disfuncional y el maltrato que sucede en la misma, o caer directamente en la comedia y el humor negro por el mismo motivo.
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