El año pasado fue mi primera experiencia firmando en el día del libro. Fue estupendo, así que tenía muy claro que quería repetir y no solo en una parada. Me puse en contacto con varias librerías para que así fuera, algunas no fue posible por uno u otro motivo y finalmente ajusté horarios para poder estar en Universal Cómics, Norma Cómics y Fnac Arenas en las que estarían mis libros Los sesenta no pasan de moda, Doctor Who: el loco de la cabina y 007: James Bond, de espía a icono.
Universal Cómics me acogió el año pasado y era lógico que quisiera estar allí de nuevo. La cita era a las 11 de la mañana y tras un buen desayuno (con donut incluido) con Marta Beren llegué allí con Frost, un sol insoportable, mis bolígrafos y mi crema factor 50. Al poco se sentaba a mi lado Belén Ortega, una ilustradora llena de talento a la que si no conocéis os recomiendo seguir; además también es perruna y eso siempre da chuli puntos.
Muerto de calor y pensando que me había quemado aproveché un rato para tomar algo con un amigo, charlar de cine, cómic, libros y volver a ponerme bien de crema. Reconozco que el buen tiempo en Sant Jordi es de agradecer, pero para los que somos de piel muy clara es un poco una putada.
Poco antes de las 15:00 llegaba a la parada de Norma Cómics en la que ya estaba esperando Isaac Soler, autor al que conozco de hace ya tiempo y con el que coincidía en horario de firmas. Nos pusimos un poco al día y a la hora se acercó a nosotros Flor Castellanos que era la persona que había coordinado las sesiones de la tienda. Junto a nosotros, o más bien en el medio, se sentaba Ruth Martínez a la que yo no conocía y que en todo momento tenía una enorme sonrisa en la boca, además de sobrado talento como pude comprobar al fisgar su trabajo.
Tras charlar con algún lector y firmar era el momento de despedirse, dar un mini paseo a Frost y meternos en el metro camino de Fnac Arenas que a las 17:00 empezaba otra sesión. Llegué con algo de tiempo y menos mal, ya que desconocía la ubicación exacta de las firmas y tras estar unos minutos por el espacio habitual que tienen para presentaciones pregunté a un dependiente. Y sí, por supuesto no era allí y había una carpa delante del centro comercial que parece increíble que no viera.
Así con un poco de retraso me sentaba al lado de Laia Soler y mientras ella atendía a sus lectores, y yo me tomaba el primer café del día (y al nada el segundo y tercero), Frost volvía a ser el centro de mimos, miradas y fotos como llevaba siendo todo el día. Por allí se pasó Isaac Viana que tenía que firmar justo cuando yo terminara en la que sería su primera vez, pero no la última (ya lo veréis), y que al ir con bastante tiempo de antelación pudimos estar charlando un rato de nuestra obra, promoción de la misma y estas cosas aburridas que nos contamos entre los autores.
¿Y después? Dar las gracias a Fnac, que además nos regalaron una bolsa bien chula a los que estuvimos por allí, tomar un café con una lectora y volver a casa tras lo que había sido un día bastante agotador pero realmente estupendo.
Gracias a todos los que se pasaron por allí, a mis firmas o a las de otros, gracias a todos los curiosos, amigos, a los que devoran libros, a los que los escriben, a las tiendas, a todos los que hacen que las letras cobren vida.
¡Gracias!
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