Emma Stone resulta solvente como Cruella, pero la película se queda a medio camino de prometido.

Hace años empecé a practicar la costumbre de que si sé que acudiré al cine a ver una película, entonces no veo el trailer e intento evitar en todo lo posible la información que haya al respecto. Esto logra que acuda a la sala lo más virgen posible, y sencillamente me siente a ver qué depara la proyección. Además, al no tener información previa, ni haber visto prácticamente imágenes, la sorpresa siempre es mayor.

Distinto es cuando me encuentro ante un filme que me suscita dudas, en ese caso lo que hago es justo lo opuesto. Sí veo el avance, o avances, de turno, e intento informarme al respecto de qué me voy a encontrar. Es decir, necesito que me convenzan y dejo que los trailers cumplan con su cometido, o al menos que lo intenten.

Con Cruella estaba justo en ese punto, y tras ver los trailers además de unos minutos previos cortesía de Walt Disney mi predisposición cambio. Mis dudas se esfumaron, es más, pasé a tener realmente ganas de verlas e incluso preparé un vídeo para mi canal hablando de ello, y de qué me habían parecido esos minutos que ya había podido ver. Mis vacilaciones fueron sustituidas por un deseo de ver qué deparaba la propuesta de Craig Gillespie, protagonizada por Emma Stone y Emma Thompson.

Hay que decir, lo primero de todo, es que las dos están estupendas aunque la experiencia es un grado, y lógicamente gana Emma Thompson. Su personaje es todo lo que una despreciable dama de alta cuna debe ser, llegas a sentir auténtico odio por ella y todo lo que la rodea. Además, esto es bastante palpable, se nota que la actriz ha disfrutado haciendo su personaje. En el caso de la Emma más joven, encaja en lo que pide esta versión de Cruella y resulta solvente en sus formas y ademanes. Si bien es eclipsada por Thompson cada vez que esta aparece en pantalla, pero eso es sencillamente imposible de evitar.

La película cumple y entretiene pero, usando una expresión de mi pareja cuando se lo explicaba, “es un soufflé que no termina de subir”; y, muy importante, no terminar de entrar realmente en ese terreno de locura y caos que prometían los distintos avances. O sí, pero solo en muy contadas ocasiones, y generalmente como parte de un todo mayor (un todo mayor que llega a ser, en parte, predecible).

Esto es una lástima, ya que de haber jugado bien sus cartas era muy probable que Walt Disney tuviera en sus manos una posible franquicia que explotar durante años pero, como parece costumbre en los últimos años, al final ha preferido no arriesgar y quedarse en un producto amable que entrará bien a prácticamente todo el público.

Cruella es un filme entretenido, en ocasiones realmente divertido, pero nada más. Y es una pena.

2 comentarios en «Cruella, un soufflé que no termina de subir»

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