Eva Bedmar a la izquierda y Marina Muñoz a la derecha, vestidas como Chispis y Stablishment, sus personajes en la obra de teatro Chispis Woman peleando
60 minutos de función que no dejan a nadie indiferente, una obra que, con su humor de toque ácido, nos hizo reír, llorar y enternecernos.

En Chispis Woman conoceremos a la mismísima… ¡Chispis Woman, la superheroína de Carabanchel que, con su esperanza y la inestimable ayuda de su asistente Star Girl, combatirá y derribará los muros invisibles creados por su archienemiga Stablishment!

Colores vívidos, trajes ceñidos y serie B que se entremezclarán con escenas de colores menos saturados. Fragmentos de pasado, presente, futuro e imaginario se muestran desordenados, dejando al espectador con un batiburrillo de información que deberá ir ordenando hasta la escena final, donde todo cobrará sentido.

Y es que, como en toda buena historia que se precie, igual que en todo delicioso pastel, lo interesante se encuentra en sus capas. No será hasta el desenlace cuando se explique que toda la verdad fantástica no es más que un gran acto de amor de unas hija y nieta hacia su madre y abuela que día a día va olvidando más detalles de quién es ella misma, la gente de su alrededor y su mundo. Quizá esta existencia moldeada a su alrededor esté más llena de fantasía que de realidad, pero… ¿qué no estaríais dispuestos a hacer por vuestros seres más queridos?

Esta obra guionizada por Ozkar Galán es un homenaje a Lucía Arocena, a la que se hace referencia directa antes de cerrar el telón. Dirigida por Ricardo Cristóbal, producida por Tarambana Teatro de Madrid, protagonizada por las estupendas interpretaciones de Eva Bedmar como la heroína; Laura García-Marín como su ayudante, cuya velocidad y dicción son más que encomiables y dignos de elogio y admiración; y Marina Muñoz como la contrincante (que no villana), cuya emotividad a lo largo de la representación no puede más que traspasar las tablas para tocar y conmover al público, emocionando hasta a los más estoicos.

60 minutos de función que no dejan a nadie indiferente y que el último 9 de junio cerró su gira de 3 años, seleccionando el Teatro Arbolé de Zaragoza como su destino de despedida. Una obra que, con su humor de toque ácido, nos hizo reír, llorar y enternecernos.

Gracias a todos por esta producción y por ofrecer la oportunidad de haber podido disfrutarla y vivirla.

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