El mal y la locura llegan al cine en Joker

Decía el propio Joker en La broma asesina, que lo único que hace falta para volver loco a alguien es un mal día. Nada más que eso. Un mal día que haga que nuestra mente se quiebre, que nuestra cordura se rompa, tan solo un mal día.

El director Todd Phillips y el guionista Scott Silver toman esa misma idea, pero la llevan a un nivel muchísimo mayor. ¿Y si en vez de tener un solo mal día lo que tienes es un mal año, una mala década, una mala vida? ¿Qué sucede entonces?

El Joker, eso es lo que sucede.

Los dos profesionales han ahondado en las raíces de la creación del Joker, en cómo es posible que una persona termine siendo el mayor villano de Gotham City, el enemigo que pone contra las cuerdas a Batman tantas veces. Un hombre que puede ser un bufón casi inofensivo que baila distraídamente en unas escaleras ajeno a todo lo que sucede a su alrededor, pero que en un instante pasa a ser el mismo que sonríe orgulloso mientras ve arder la ciudad que le vio nacer.

Sorprende que esta historia influenciada de forma evidente por el cine de Scorsese (tanto visual como argumentalmente) llegue de la mano de Todd Phillips, un nombre al que se suele situar más en el mundo de la comedia gracias a su trabajo como director y guionista en títulos tales como Starsky y Hutch, Aquellas juergas universitarias o la saga de Resacón en Las Vegas. Una carrera claramente marcada por el humor, que toma en 2019 un giro total para situarlo en un lugar muy distinto que sin duda alguna va a reconducir su camino hasta este momento.

El filme se adentra en la vida de Arthur Fleck, un hombre con evidentes problemas en un sentido muy amplio (desde mentales a económicos pasando por familiares) que intenta afrontar su día a día de la única forma que sabe: poniendo una sonrisa. Una mueca que en realidad esconde la tristeza en la que se encuentra sumido, una oscuridad latente que ha ido creciendo durante años hasta que Jekyll desaparece consumido por la fuerza de Hyde. En sus propias palabras, no ha sido feliz ni un solo minuto de toda su existencia.

Para dar vida a un personaje tan complejo, que pasa de ser poco más que un paria social al gran sociópata de Gotham, debía contarse con un actor capaz de enfrentarse a tal titánica tarea y lograr salir con éxito de la misma. El elegido fue Joaquin Phoenix, un talentoso intérprete que tiene en su carrera grandes títulos como Gladiator, Her o En la cuerda floja, película en la que se metió en la piel de Johnny Cash de una forma magistral (y no es nada sencillo hacerlo). Su valor actoral, que ya era enorme, sube enteros con el papel protagónico en Joker. Logra pasar de dar lástima a ser inquietante en una décima de segundo, de resultar patético a convertirse en un ser aterrador en un momento. 

A su lado el reparto se completa con el trabajo de Robert DeNiro (verles frente a frente es puro placer cinematográfico, casi pecaminoso) como el presentador Murray Franklin. Un veterano locutor televisivo al que Arthur Fleck adora, deseando llegar a ser cómo él y poder trabajar a su lado, pero ya se sabe, ten cuidado con lo que deseas. Destacables son también las actuaciones de Frances Conroy, actriz de larga trayectoria con papeles en American Horror Story o Cómo conocí a vuestra madre, quien interpreta a Penny Fleck (madre del protagonista); y también la labor de Zazie Beetz como su vecina Sophie Dumond, quien se convierte en uno de los elementos claves de la película, y a la que muchos es posible que recuerden por haber dado vida a Dominó en Deadpool 2.

Se han dicho muchas cosas sobre Joker, si forma o no parte del Universo DC en cine, que hace apología de la violencia, e incluso algunas personas consideran verse representadas por este villano. Da igual todo lo que se diga, da igual lo que os cuenten otros, lo que los críticos podamos opinar, id a verla. No dejéis de hacerlo. No os privéis de ese placer.

Joker no es una nueva película de superhéroes, no es un paso adelante en este género. Joker es otra cosa, es la primera gran producción sobre un villano que solo vive para la destrucción y el caos. Y el resultado es magnífico.

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