Tuve la suerte de conocer a X-O Manowar de pequeño gracias a uno de mis hermanos que se compró la primera y fantástica etapa del personaje, lanzada en grapa por Norma Editorial (sí, Norma Editorial tenía grapas y no solo tomos. El tiempo pasa) en el que fue el primer intento de traer Valiant a España. No puede decirse que fuera un éxito, hasta el momento nunca lo ha sido, pero fue la puerta de entrada para que muchos viéramos que el mundo del superhéroes era mucho más que Marvel y DC que en ese momento parecían las únicas jugadoras del partido.
Con el paso de los años el personaje, el universo y la propia editorial han cambiado, crecido y evolucionado. Pero no puedo decir que yo estuviera ahí para ellos y en parte debido a un purismo estúpido (rollo “El auténtico Shadowman es el original”, refunfuño de señor mayor), las ideas preconcebidas suelen ser una cárcel y esta vez no resultó ser la excepción. El único que perdió fue… yo mismo al quedarme sin leer historias que podían ser estupendas.
Por suerte todos podemos mejorar, incluso si nos convierten en grillo, y aprender de los errores. Así que cuando Moztros me dijo que me harían llegar los dos tomos que han publicado de X-O Manowar estaba encantado, quería leer esta nueva etapa, reencontrarme con el personaje y ver cómo la idea de un visigodo con una armadura de alta tecnología encajaba en el mundo actual. Y lo hace soberbiamente, creo que es la mejor forma de decirlo.
Todos los miedos y dudas que pudiera tener se fueron directos a la cloaca, gracias sin duda a la labor de escritura de Dennis Hopeless quien ha sabido beber de la mitología del héroe para hacerla accesible para los que nos habíamos quedado por el camino. En sus diálogos y su trama se da toda la información que uno necesita para disfrutar de la aventura, para saber dónde estamos y plantear las bases para el dónde estaremos y, muy importante, dejar con ganas de más para que esperemos con ansias nuestra dosis.
Por supuesto un buen guion depende también del saber hacer de un dibujante, alguien que entienda lo que las letras quieren contar y sepa plasmarlo visualmente de la mejor forma posible. No puede negarse que Emilio Laiso lo logra y lo hace con creces, tanto en su narrativa como en el tratamiento de la figura humana, en lo general de la escena y en lo pequeño de los detalles. Esta es una de esas ocasiones en que la unión entre dos profesionales es casi perfecta (no diré perfecta, eso queda reservado para cómics muy contados como Siempre Vengadores con Carlos Pacheco, Jesús Merino y Kurt Busiek).
Estos dos tomos de X-O Manowar son una parte más de una mitología muy extensa, de un viaje que empezó en 1992 y del que como lector quiero tomar parte.