Uno. Dos. Tres. Siempre Joker.

He de reconocer algo, cuando hace ya un lustro que se supo que el Joker era uno y trino pensé que jamás llegaría a verse publicada la historia que se adentrara en tal revelación. No era la primera vez que algo así sucedía en los cómics (o en cualquier otro medio narrativo), es habitual que tramas, historias y títulos que se anuncian no lleguen nunca a nada por muchos y variados motivos.

No ha sido así, y si bien en España ECC no ha lanzado el primer volumen hasta este 2021 en América fue el año anterior, lo que hizo que coincidiera con la celebración del 80º aniversario del príncipe payaso del crimen y con el estreno de su primera (y muy recomendable) película cinematográfica protagonizada por Joaquin Phoenix.

El Joker siempre ha sido un personaje llamativo, excéntrico y popular, uno de esos villanos que conoce todo el mundo sea o no lector de cómic. Ha tenido muchos rostros, su aspecto cambia al igual que lo hacen sus crímenes y su modus operandi. ¿Es debido a que está loco? ¿O quizá solo lo finge como dijo Batman en Abogado del diablo? ¿O en realidad está hipercuerdo y su mente solo se adapta a la realidad según se indicó en Asilo Arkham?

Claro, que hay una explicación más sencilla. Si parece ser distinto cada vez, si nunca llega a morir y siempre vuelve, si en ocasiones llega a estar a la vez en diferentes sitios…

En Batman: Tres Jokers está la respuesta, y ya desde este primer número se dice de forma clara y sin ambages: Hay tres de ellos. No hay motivo para esperar o para dar un giro inesperado como en la boda de Batman con Catwoman, que nunca llegó a ser. La verdad por delante, los misterios, y hay muchos, quedan para ser resueltos en las dos siguientes entregas.

¿Quiénes son estos tres arlequines del terror? Para el lector serán familiares ya que se han escogido para sus representaciones visuales los momentos más icónicos del personaje. Así tenemos al Joker según lucía en su primera aparición de 1940, con rostro serio y mirada torva, el de Una muerte en la familia, que en estas viñetas se enfrentará a sus propias y violentas acciones en la figura de Jason Todd, y por supuesto el más que icónico payaso que torturó a Barbara Gordon en La broma asesina, uno de los títulos cumbres de Alan Moore y en gran medida una inspiración más que directa para Geoff Johns, Jason Fabok y Brad Anderson.

Desde un comienzo, con la más que conocida muerte de los padres de Bruce Wayne, el cómic bebe y respira de la historia de Moore tanto en su apuesta visual, como el color y el propio estilo de narración. Una obra que va a tomarse su tiempo para desarrollarse, como una cebolla en la que cada capa tan solo deja paso a otra más hasta que tan solo queden lágrimas en los ojos.

Queda por ver si Johns, quien logra dar con su propia versión de Batman (y como siempre con su habitual respeto a lo clásico, convenientemente modernizado), sabe mantener el listón que marca este primer volumen de Tres Jokers en el que tan solo se sientan las bases de lo que está por venir. Aunque, hay que matizar, también rompe alguna regla de forma inesperada dejando claro que esta historia no será lo que pensábamos.

No se mata con la cólera, sino con la risa. – Friedrich Nietzsche.

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