Por fin los fans de Tomb Raider tenemos una adaptación al cine que vale la pena. Por fin.

Los americanos tienen a su arqueólogo heroico que vive aventuras locas, encuentra reliquias y lo soluciona todo con un látigo. Los europeos tenemos a nuestra propia arqueóloga heroica que vive aventuras locas, encuentra reliquias y lo soluciona todo con un piolet.

Y es que Lara Croft siempre ha sido, ante todo, la Indiana Jones británica, respondiendo a la idea de que Europa también tiene derecho a tener su propia versión y que además debería ser mujer.

Uno de los grandes aciertos de esta adaptación, en contraposición a sus olvidables versiones anteriores, ha sido hacer por fin una película inglesa, con actores ingleses y temperamento inglés. Esto nos ha permitido disfrutar de la magnífica Alicia Vikander y de cameos estelares de actores británicos de la talla de Nick Frost. Y, como en toda película o serie británica siempre tiene que hacer aparición alguien que haya salido en Doctor Who, en ésta se agradece la presencia del gran Derek Jacobi, al que no sólo conocemos de la serie clásica sino que además interpretó al memorable Profesor Yana en la tercera temporada de la nueva.

Nos encontramos, básicamente, ante una película de aventuras y tesoros a la vieja usanza, al más puro estilo de La joya del Nilo, En busca del arca perdida o la saga del Bibliotecario. Y la cinta nos lo deja claro recurriendo a los elementos esenciales para el género: un lugar exótico, una misteriosa civilización olvidada, criptas siniestras plagadas de trampas tan ingeniosas como dolorosas, organizaciones malvadas que buscan la misma reliquia que los buenos pero para hacer maldades, etc. Está todo. Y se agradece.

La historia es una mezcla de la trama de los dos juegos más recientes de la saga, los que nos retrotraen a los inicios de la carrera aventurera de Lara Croft y nos muestran cómo llegó a convertirse en la legendaria saqueadora de tumbas que es hoy, aunque se simplifica la historia para que pueda tener cabida en una película de dos horas en lugar de en dos videojuegos de diez horas cada uno. Los fans de estos nuevos juegos estarán complacidos al encontrarse con personajes emblemáticos -como Ana, Vogel o Himiko- y grandes similitudes con sus originales.

Sobre todo en el aspecto visual. La estética es realmente calcada a la del juego, su inconfundible iluminación, algo quemada y sucia -en el buen sentido-, ha sido transportada al cine de forma respetuosa y fiel. Los escenarios recuerdan poderosamente a los del Rise of the Tomb Raider. E incluso la escena del naufragio, hacia el principio de la película, es idéntica plano por plano a la cinemática de dicha escena en el penúltimo juego.

No sólo está bien adaptado visualmente, sino que han conseguido incorporar con acierto múltiples guiños a elementos recurrentes del juego. Elementos cuyo abuso en una versión fílmica habría sido redundante y pesado, pero que han conseguido ser plasmados lo justo para hacer sonreír al fan sin aburrir por exceso de uso. El piolet, las cadenas colgantes para atravesar barrancos saltando, barras luminosas al entrar en las criptas, suelos que se van hundiendo bajo los pies de Lara mientras corre… Hay momentos en que te sorprendes a ti mismo intentando apretar dos veces la barra espacio para hacerla saltar más lejos.

Los guiños visuales no se limitan al juego original. La película es consciente de sus orígenes y homenajea con cariño a las fuentes de las que bebe. Podemos encontrar, si afinamos el ojo, referencias visuales a cintas de aventuras emblemáticas como Indiana Jones y la Última Cruzada o Parque Jurásico.

La película, obviamente, no es perfecta. Tiene sus fallos, como cabía esperar, pero no son excesivos y no empañan la buena labor con que está realizada. El intento de minimizar la parte más mágica y sobrenatural del universo Tomb Raider ha sido todo un desacierto. Probablemente buscaban darle más verosimilitud a la historia, pero no era necesario en este tipo de aventura -al fin y al cabo, a ninguno nos pareció mal que un Arca mágica soltara rayos que desintegrasen a los nazis, ¿no?-. La inexplicable ausencia de dos personajes esenciales para la trama del juego y el cómic como son Jonah y Samantha -los dos mejores amigos de Lara- es una pena y le resta grandes posibilidades a la historia. Y probablemente el mayor punto débil esté en la estructura dramática: si bien todas las escenas de presentación del primer acto contribuyen a que conozcamos mejor a Lara Croft, esto provoca que la verdadera acción estilo Tomb Raider empiece demasiado tarde y termine demasiado pronto, dejándonos con ganas de más.

Pero todos estos puntos débiles no son nada en comparación con el principal punto fuerte de la película: la propia Lara. Gracias al primer acto -y, sobre todo, a la impresionante interpretación de Alicia Vikander- conocemos a una Lara mucho más humana, con la que no nos resulta difícil empatizar y con la que es imposible no encariñarse. Una Lara que no se limita a dar patadas con cara de palo, sino que sufre, que muestra sentimientos, miedos y sueños, una Lara que recibe más hostias de las que reparte, a la que sí afectan las balas y los golpes, que tiene que esforzarse para hacer esas virguerías a las que nos tiene acostumbrados. Una Lara real, humana y creíble, en contraposición a la imposiblemente perfecta heroína de plastiquete a la que interpretó su antecesora Angelina Jolie. Walton Goggins -el protagonista de The Vice Principals- interpreta a un villano bastante básico del género, totalmente bidimensional, pero lo hace de forma impecable y no defrauda.

La banda sonora épica es otra de las grandes bazas de la película, que la aleja de la adaptación de videojuego directa a vídeo a la que estamos acostumbrados y le confiere una calidad mucho más cinematográfica.

¿Te gustará? Si vas al cine esperando ver una obra maestra de tipo Casablanca, Ciudadano Kane o Terminator 2, por supuesto que no. Si esperas encontrarte con una película de aventuras de toda la vida, con tesoros, ingeniosos héroes descifrando enigmas, criptas embrujadas, volteretas y patadas, entonces sí, te gustará. Y si, como yo, eres fan de la saga de videojuegos y en especial de sus dos últimas entregas más elaboradas y realistas, entonces te va a encantar. Porque no sólo es una buena peli de aventuras, también es una buena adaptación de videojuego, hecha con respeto y cariño hacia el original. Y ésas no abundan, precisamente.

Por fin Europa tiene a su propio Indiana Jones. Y por fin los fans de Tomb Raider tenemos una adaptación al cine que vale la pena. Por fin.

Artículo de José Sender.

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