Todo a la vez en todas partes podría ser una de las grandes películas del año, pero la propuesta se agota mucho antes que su metraje.

Todo a la vez en todas partes venía pisando fuerte y he de reconocer que es un filme que esperaba con ganas desde que vi su trailer, me enganchó su propuesta y la idea que se presentaba. Más todavía por el hecho de ser una película protagonizada por Michelle Yeoh y con Jamie Lee Curtis como secundaria, algo que ya la convertía en irresistible para mí.

Pero si bien es una historia que podría funcionar perfectamente como un cortometraje de 20 minutos, no da en realidad para sostener toda una producción que peca a partes iguales de ser simplista y pretenciosa además de complicar de forma innecesaria la manera de presentarlo todo. En realidad no es que sea una trama difícil de seguir, es bastante plana, pero sí se muestra con giros y situaciones que tan solo enredan sin aportar nada, un poco al estilo de lo que sucede con Christopher Nolan.

No ayuda un metraje excesivo que deja demasiado tiempo al espectador para darse cuenta de las carencias de la película, hasta llegar a un final que se retrasa demasiado y que tras varios momentos anteriores que bien podrían haber servido de cierre para la trama. Esto mismo hace que en ocasiones el título llegue a ser aburrido e incluso tedioso, algo que no debería ser así cuando hablamos de una película que viaja por universos paralelos y que tiene grandes dosis de acción, pero apresurado y caótico no quiere decir con buen ritmo o mejor.

Y es una lástima ya que bien podríamos estar ante una de las grandes películas del año y no será así, menos todavía cuando de forma inevitable sea comparada con Doctor Strange en el multiverso de la locura con la que tan solo guarda similitudes superficiales y conviene dejarlo claro. Aunque sí puede decirse que la dirección de Sam Raimi y el guion de Michael Waldron funcionan de forma conjunta mucho mejor que la propuesta de Todo a la vez en todas partes.Incluso los momentos de humor resultan más metidos con calzador que orgánicos o sencillamente poco acertados y sosos, salvo el mapache cocinero (no digo más, que eso seguro que lo disfrutáis).

Lo que sí debe elogiarse es la forma de mostrar los saltos entre dimensiones, algo que además deja disfrutar de las grandes capacidades interpretativas de Michelle Yeoh y Jamie Lee Curtis que pasan en un segundo de ser trabajadoras aburridas a temibles guerreras o lo que precise la realidad del momento. Hay que destacar también en este punto a Ke Huy Quan, actor al que me temo que desconocía por completo y que logra robarse la película de forma prácticamente inmediata, tanto por su habilidad actoral como por el personaje al que da vida. Y además tiene razón en algo, el mundo sería mejor si todos tratáramos de ser amables.

Dudo que Todo a la vez en todas partes deje a nadie indiferente, o bien no te dirá nada en absoluto y te resultará aburrida o la defenderás y recomendarás hasta la saciedad. Me temo que soy del primer grupo, y es una lástima de una película que realmente esperaba con ganas e interés.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *