Portada de Roco Vargas: Memorias de un futuro que no fue. Créditos: Norma Editorial

Portada de Roco Vargas: Memorias de un futuro que no fue. Créditos: Norma Editorial

Daniel Torres regresa a su creación más conocida, una nueva historia de Roco Vargas que es un viaje por los recuerdos.

Creo que Glen Miller es la mejor banda sonora que uno puede ponerse para leer este nuevo volumen de Roco Vargas. Se titula Roco Vargas: Memorias de un futuro que no fue y eso lo dice todo, más todavía la preciosa y evocadora portada de Daniel Torres en la que aparece el protagonista delante de su máquina de escribir rodeado por todos los recuerdos de sus fascinantes aventuras.

Y es que esas dos palabras definen a este héroe: Fascinante y aventura. Es un vividor espacial, un luchador del bien aunque también pueda errar, tiene sus éxitos, sus fracasos, su pasado, su presente y su futuro. Aunque este quizá no fue.

Daniel Torres se encuentra con Roco Vargas. Créditos: Norma Editorial
Daniel Torres se encuentra con Roco Vargas. Créditos: Norma Editorial

El álbum de recuerdos de Roco Vargas

La trama empieza con la llegada del propio Daniel Torres, que en un divertido juego de metalenguaje se convierte en creador y creación, a una reunión con Armando Mistral, un veterano escritor de ciencia ficción. O eso piensa él, todo gira cuando le dice su nombre completo: Roco Armando Vargas Mistral y en ese instante se da cuenta que está ante el hombre que inició los viajes espaciales.

Una leyenda viva que desapareció hasta ser eso, una leyenda. Pero todas las leyendas se basan, mucho o poco, en la realidad, y aquí es la vivida por Roco Vargas, y después escrita por Armando Mistral, la que llena las páginas de este volumen de Norma Editorial. No a través de una historia compleja y larga, a través de breves vistazos entre los recuerdos de sus vivencias.

Un álbum que te hace soñar

Lo que Daniel Torres hace está a mitad de camino entre la fantasía, la ciencia ficción, el homenaje a su más conocida creación y el álbum ilustrado. Todo ello con muy buen gusto, con cuidado en cada una de las imágenes, con detalle, con amor, con mimo y con cariño. Hay trabajos más alimenticios que otros pero en este caso puede decirse, y es bien evidente, que se ha disfrutado de la primera a la última página.

Sus visiones del futuro son románticas y bellas, más que un viaje por el espacio es el reencuentro con un viejo amigo. Transmite pasión y candor, todo ello con un toque retrofuturista precioso que recuerda, y no es casual, al de esas viejas revistas de antaño como Amazing Stories, Astonishing Stories, Captain Future: Man of Tomorrow o Startling Stories.

Página de Memorias de un futuro que no fue. Créditos: Norma Editorial
Página de Memorias de un futuro que no fue. Créditos: Norma Editorial

La estrella lejana

He de ser sincero: nunca he sido admirador de Roco Vargas. Sí de la idea del mismo y de lo que supone para la historieta de este país, pero nunca ha terminado de entrarme bien (aunque hace tiempo desde que leí sus aventuras). La excepción es La estrella lejana, un cómic en el que el protagonista recuerda su vida infantil, a su familia y cómo empezó todo. Ese tomo me engancha de la primera a la última viñeta, me resulta imposible no leerlo del tirón.

Este mismo hecho ha sucedido con Memorias de un futuro que no fue. Cada trazo me metía más dentro que el anterior, cada ensoñación, cada fantasía salida de la mente de Daniel Torres, cada idea imposible plasmada sobre el papel. Un mundo futuro que no fue pero que pudo ser y eso es lo que importa.

Un libro que es una exposición

Este tomo de Norma Editorial y Daniel Torres es una exposición de arte que por algún, e inexplicable motivo que escapa a mi entendimiento, está impreso en vez de recorrer las salas de todo el país para poder disfrutar de ello. Todo al ritmo de un poco de swing clásico, con un cierto regusto de nostalgia, una pizca de remordimiento por las decisiones no tomadas y una gran alegría por todo lo vivido e incluso por el recuerdo de los amigos perdidos.

Roco Vargas no es Flash Gordon, aunque haya similitudes entre uno y otro, y Memorias de un futuro que no fue no es un álbum de aventuras. No es para leer rápido, no es para ir apresurado, no consiste en ver qué entuertos logra desfacer el protagonista, es todo lo contrario. Hay que tomárselo con calma, paladearlo, disfrutar de la experiencia y agradecer que cuando se quiera ese futuro estará esperando, aguardando a que volvamos a él. Tan solo tenemos que pasar una página tras otra, justo como sucede en la vida.

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