Clint Eastwood es un director que no deja nadie indiferente, a su avanzada edad sigue al pie del cañón y tras el estreno de Mula hace menos de un año le llega ahora el turno a Richard Jewell. Una biopic que se adentra en la vida del conocido guardia de seguridad que en 1996 fue encumbrado como un héroe, para posteriormente pasar a ser considerado el primer sospechoso por parte del FBI y un medio de alimentar portadas para periódicos y noticiarios de todo tipo. Y realmente es de esto de lo que trata el filme, del poder y la presión a la que puede llegar estar sometido un simple ciudadano que se ve envuelto circunstancias que él no puede controlar.

La crítica que el director y Billy Ray, guionista también de Capitán Phillips y El precio de la verdad, no es nada sutil pero sí muy cruda y totalmente de actualidad. Es más, tiene mayor sentido hoy que de haberse hecho en los años 90, ya que ahora mismo con el auge de las redes sociales y el poder que estás otorgan a cualquiera no es difícil imaginar la campaña de acoso y derribo que a mayores habría tenido que soportar Richard Jewell.

Para dar vida a este hombre el veterano realizador ha escogido a Paul Walter Hauser, al que quizá algunos sitúen por la serie Cobra Kai o por la película Supermaderos 2. El intérprete logra fundirse de forma casi perfecta con su personaje, no solo por su aspecto físico que ayuda mucho, otro tanto es debido a su gran actuación vocal logrando hacer suyos el tono y ademanes del auténtico Richard Jewell.

Es bien sabido que Clint Eastwood siempre busca buenos actores para sus producciones, y aquí no es una excepción ya que el reparto se completa con Olivia Wilde como la periodista Kathy Scruggs (y motivo por el que la película ha llevado sobre sus hombros una cierta polémica), Sam Rockwell (actor que, en mi opinión, merece más atención de la que suele recibir) como el abogado Watson Bryant, y Kathy Bates que da vida a la madre del protagonista y de la que es prácticamente innecesario decir que hace una interpretación soberbia ya que siempre es así.

Pero otro tanto hay que elogiar a la propia labor de dirección, su ritmo, fotografía o la muy acertada música de Arturo Sandoval quién también fue el compositor de Mula. Y es que el realizador no da puntada sin hilo, logrando captar la atención del espectador desde el primer minuto, haciendo que este no se despegue de la butaca hasta el final, padeciendo en su interior el dolor del protagonista cuando la bomba estalla o llorando junto a su madre cuando esta hace una declaración a los medios.

Clint Eastwood es considerado por muchos como el último director de cine clásico, está opinión puede ser una compartida o no, pero lo que es cierto es que es un gran director.

PD: Podéis leer el artículo que inspira el filme, American Nightmare: The ballad of Richard Jewell, en la página web de Vanity Fair.

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