El universo expandido de Spiderman es algo que se puede coger con pinzas. Nos ha dado cosas interesantes y cosas que es mejor olvidar. ¿Qué pasa entonces con esta Madame Web?
Empiezo por recordar que una crítica es muy subjetiva y que cada uno verá algo diferente. No es mi intención sentar cátedra para nada. En general, podemos decir que la película es entretenida y muy amena (algo que ya es un triunfo hoy en día). Sus casi dos horas pasan rápidas y no dejan tiempo de aburrir. Sólo el final cojea un poco, pero es comprensible ya que se entiende que es difícil cerrar una película pero dejando abierto lo más posible con la intención de ampliarla si tiene éxito.
El elenco está bien caracterizado en sus personajes, aunque hay un par de puntos que matizar aquí: Dakota Johnson cumple con creces con el papel de Cassandra Webb y hacerlo crecer y evolucionar en ese tiempo. Las otras spiderchicas son un acierto cada una en su rol diferente y aportando algo a la ecuación. Solo puedo poner un pero con Sydney Sweeney y su Julia, que pasa un poco desapercibida. Adam Scott como tío Ben es un complemento genial y que salva mucha de la tensión con la candidez natural del actor.
El gran «Pero»…
Y ahora bien: el villano. La aportación de Ezequiel al universo del cómic me pareció una alegría en su momento y soy fan del personaje, pero la adaptación a la pantalla deja mucho que desear en todos los aspectos: carisma, motivación, interpretación… Falta todo y como amenaza en la película es poco o nada creíble.
Recopilando todo lo dicho, la película está bien, mejora el nivel que dejó Morbius y deja esperanzas ante la futura película de Kraven. ¿Vale la pena ir a verla? Pues la verdad es que sí. Un último consejo: no hay escena post-créditos, así que si no queréis esperar a ver pasar todos los créditos, no pasa nada.
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