Este tebeo es Historia (en mayúscula) del cómic, un momento inolvidable que nos recuerda que hasta un superhombre puede morir.

En el año 1992 el mundo se paró. Era imposible. La muerte de Superman.

Los periódicos, los informativos, las revistas… la noticia estuvo presente en una gran cantidad de medios. Era algo insólito, ya que hablamos de una época en la que los cómics y todo lo relacionado con ellos era tratado de forma menor (en ocasiones no ha cambiado tanto la cosa). Pero claro, era Superman, era la muerte de Superman, El primer gran superhéroe, el molde para todos los demás, el icono por excelencia. Y al igual que Jacob Marley en Cuento de Navidad Superman estaba muerto, no había duda alguna sobre ello.

Y si bien al final regresó, era inevitable, sí permaneció lejos del mundo de los vivos una temporada y eso permitió que otros tomaran su manto. Desde un joven clon que el mundo conocería como Superboy a un hombre al que Superman salvó la vida, un genio que se construyó una armadura para emular a su héroe. Junto a ellos otros dos de más dudoso perfil, uno que parecía un frío kriptoniano y otro reconstruido como un cíborg, ambos con el rostro de Superman.

Superman pelea con Juicio Final

Pero él había muerto, eso estaba claro. Y lo había hecho de la única forma en que podía suceder, enfrentándose a una temible amenaza contra la que ningún otro justiciero pudo hacer nada. El monstruo que el mundo conocería como Juicio Final, un ser imparable y misterioso que logró derribar casi sin esfuerzo a la Liga de la Justicia, que arrasó todo lo que se encontró, que sesgaba la vida de todo lo que aparecía por delante de él.

La lucha se va encarneciendo, cada vez es más dura, más imposible, y el número final lo demuestra convirtiendo cada viñeta en una única página. Tal es la fuerza del momento, como dos dioses enfrentándose en un combate final, la representación gráfica de la eterna lucha entre el bien y el mal, y al final, no sin esfuerzo, el bien logra vencer.

Superman consigue lo imposible, derrota al temible Juicio Final. Salva a su ciudad, a su mundo, a sus amigos, a su amada Lois Lane. Y entonces, sin que nadie pueda hacer nada para ayudarle, muere en los brazos de la mujer que tanto había amado.

Superman, Lois Lane y Jimmy Olsen vistos por Dan Jurgens

Superman había muerto.

Podría hablaros de los autores presentes en el tomo, por encima de todo de Dan Jurgens (con el que hablé en el canal acerca del Linealverso) por la importancia que tuvo en esta historia, pero todo queda detrás del hecho en sí mismo. Este es un cómic que todo amante de las viñetas debe leer, es la aventura que reventó los pilares del mundo de los superhéroes y conmovió a millones de lectores de todo el mundo.

Es más, y pasando a un terreno personal, he de reconocer que la primera vez que leí La muerte de Superman lloré. En realidad fue algunos años después de su publicación, con la etapa justo posterior (la llegado de los distintos superhombres que portan su legado) revisitada varias veces, sabía bien cómo sucedía todo, había visto esa viñeta final innumerables veces… Dio igual, según avanzaba las páginas y veía a Superman cada vez más roto, más débil, sin permitirse caer o ser derrotado, las lágrimas empezaron a asomar y al final, sin poder evitarlo, lloré desconsolado.

Quizá hoy el que se adentre por primera vez en este tomo no sienta lo mismo, la muerte y regreso de héroes, villanos y personajes secundarios está a la orden del día (por ejemplo lo tenemos en Pariente de Spiderman), vivimos en un mundo más cínico y los cómics han crecido, evolucionado y contado otras tantas miles de aventuras; pero igualmente este tebeo es Historia (en mayúscula) del cómic, un momento inolvidable que nos recuerda que hasta un superhombre puede morir.

La muerte de Superman.

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