El éxito y la popularidad de los personajes de cómic dependen de un gran número de cuestiones, pero el salir en películas taquilleras y después tener su propia serie catódica es algo que ayuda. Así que el paso de Visión y Wanda Maximoff por la gran pantalla y la popular cabecera televisiva Bruja Escarlata y Visión, ha hecho que ambos sean conocidos y reclamados por un gran público.
Esto, en buena lógica, ha provocado la aparición de nuevas historias y recopilatorios, como La Visión y la Bruja Escarlata: Un año en sus vidas, que recoge los doce números (más uno de Los Nuevos Vnegadores, The West Coast Avengers) que la pareja protagonizó entre 1985 y 1986, y que en parte ha servido de base para la serie de Disney Plus. Claro está, que tan solo lo ha sido de forma superficial y lo que el lector se encontrará en estas páginas es algo ciertamente diferente a lo visto en pantalla.
Si bien ambos personajes compartirán su vida en una pequeña comunidad, con embarazo y nacimiento de los dos pequeños incluidos, el número de problemas y de invitados que harán aparición serán mucho mayores. No hay que olvidar que entre ambos tienen (tenían entonces, ya que posteriormente sus caminos se separarán) una familia muy extensa, desde el irascible hermano gemelo de Wanda, Pietro, al villano Magneto quien en ese momento se creía que era su padre, pasando por Simon Williams cuyas pautas mentales fueron la base para Visión o el temible, y mentalmente inestable, Segador Siniestro (a su vez hermano de Williams).
Todo ello sirve para crear lo que, en cierta forma, es una soap opera (vamos, un culebrón) solo que con superhéroes. No falta nada, hermanos peleados, madres pérdidas, sorprendentes giros de guion, amigos que no son lo que parecen, líos y enredos familiares… El guionista Steve Englehart tenía claro que quería sacar partido a los personajes principales, por eso no dudó en rodearlos de un número de secundarios y situaciones extrañas, tan solo para ver cómo reaccionan ante ellas. Quizá la más extraña de todas sea, precisamente, el hecho de intentar tener una vida normal y corriente, pero sin dejar a su vez de ser ellos mismos (algo que, con cierta distancia, recogería años más tarde Tom King en su prestigiosa miniserie de Visión y su familia sintética).
El apartado de dibujo, que sale de las manos de Richard Howell (y Al Milgrom en el número de los Vengadores de la costa oeste), es realmente característico de su época, tanto en su narrativa como en el retrato de los personajes y la puesta en escena tanto de las situaciones de acción, como de los más relajados momentos familiares (o no tan relajados, como la cena de Acción de gracias a la que acude Magneto, mientras el resto de invitados son superhéroes). Todo ello tiene un ritmo más pausado, y menos llamativo, de lo que ya es habitual por lo que puede resultar lento a lectores más nuevos pero no tanto a los que ya somos veteranos.
La Visión y la Bruja Escarlata: Un año en sus vidas es justo eso, un año en la vida de dos de los personajes más relevantes de los Vengadores, ¿y qué se puede esperar de esos doce meses cuando uno es un humano sintético y la otra una mutante hechicera? Magia, diversión y misterio.