La Visión ha vuelto, y no lo hace solo. Mujer, hijos y sí, también un perro

La película Almas de metal es un clásico imprescindible. Una obra de la ciencia ficción que sí o sí ha de verse, y uno de los filmes que muestran la situación en que una inteligencia artificial (o algo similar) comience a funcionar en una dirección opuesta a la que sus creadores le han marcado.

No es el único ejemplo, hay un buen número de relatos y producciones que van en esta línea. Desde Terminator a Inteligencia Artificial, pasando por El hombre bicentenario o Matrix y la siempre única Metrópolis. Al hombre siempre le ha aterrado no ser la criatura dominante y más todavía que seamos nosotros mismos los que seamos responsables de su creación y su perdición.

Y Visión, claro está. La Visión, uno de los miembros más longevos de Los Vengadores, que entró en las viñetas en 1964 primero como enemigo y más tarde como amigo, comenzando una larga carrera en la que conocería el amor, intentaba conquistar el mundo y finalmente moriría.

Aunque en el mundo de Marvel Comics nadie permanece mucho tiempo en la tumba.

Ahora el personaje ha vuelto y no lo ha hecho solo, está con su esposa e hijos, igual de robóticos que él con los que intenta entender realmente qué es ser humano o al menos lo más humano que pueda llegar a ser.

Con esta premisa Tom King se adentra en un guión totalmente psicológico en el que intenta dotar a Visión de una profundidad que jamás ha tenido más que un par de toques, buscando quién es e intentando por el camino dar también alguna respuesta a quiénes somos nosotros.

Es cierto que en un primer momento pueda sorprender semejante argumento ya que la portada nos hace pensar en una sitcom, de hecho en las primeras páginas casi parece que estamos en una. Lo nuevos vecinos que se han mudado al barrio (residencial) y que son algo excéntricos, pero lo que realmente subyace debajo es mucho más complejo y delicado de lo que cabría esperar.

A través de su mujer e hijos iremos teniendo una vivisección de la clase media americana, con sus secretos, tópicos y mentiras, con padres que no entienden a su descendencia aunque hagan todo lo que esté en sus manos por ellos, que cuchichean sobre sus vecinos y por supuesto a través de los adolescentes sintéticos se da una visión muy crítica de la vida en el instituto cuando eres diferente.

Sirve a estos fines el detallista, y sombrío, dibujo de Gabriel Hernández que con gran esmero logra llevarnos dentro de la narración casi como si la viviéramos. Hay que elogiar tanto su buen hacer con los personajes como sus fondos y escenarios en los que no falta nada, aportando en todo momento pequeños fragmentos de lo cotidiano que nos hace entender todavía más que intenta Visión con todo este experimento (bien puede definirse así).

El muy acertado color de Jordi Bellaire logra que el verde y el rojo de esta familia no resulte llamativo y tampoco colorista, algo que le habría quitado sentido a la obra global. Un color muy normal para lo que pretende ser una vida muy normal. Se suma a ellos el portadista Mike del Mundo que logra en su trabajo condensar en un solo vistazo el argumento de cada historia, dotándolas de un cierto humor negro que si como se ha comentado en un momento puede dar a entender que es una sitcom, posteriormente será realmente adecuado para el tono que marca Tom King.

La Visión: visiones del futuro es una historia compleja, llena de matices, lectura entre líneas y que promete ser una obra que no defraudará a nadie.

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