Independence Day: Contraataque es tan estúpida como emocionante, tan tópica como inesperada, con unos personajes tan planos como perfectos… Es más que el blockbuster que queríamos ver.
Durante los últimos años, Roland Emmerich nos ha intentado convencer muy a lo George Lucas que su inesperadamente exitosa película de ciencia ficción ID4: Independence Day (1996) fue lo que fue y como fue por las limitaciones económicas y tecnológicas de hace dos décadas. Su visión, que acabó transformándose en una novedosa película de serie B bien súper-producida, era algo más parecido a lo que vemos en Contraataque (Resurgence, en inglés) – lo que explica muchas, muchas cosas.
Siguiendo la moda del pasado año de Jurassic World (John Trevorrow), Terminator: Génesis (Alan Taylor), o El despertar de la Fuerza (J. J. Abrams, aunque del mismo podríamos escoger su Star Trek de 2009), la nueva de Independence Day es otro reboot disfrazado de secuela. Más secuela que reboot que las películas mencionadas anteriormente, eso sí (exceptuando Star Wars).
Y es que, según parece, Emmerich ha decidido contar la historia que quería contar sin dejar de lado cómo la contó en su día. Lo que está muy bien, ¿verdad George Miller?
Situada el Día de la independencia de un alternativo 2016, Contraataque nos cuenta la historia de la humanidad y su segunda defensa contra aquella raza de alienígenas exterminadores que, bueno, contraataca. Los personajes de Jeff Goldblum, Bill Pulman, su hija (interpretada por Maika Monroe), el hijo de Will Smith (interpretado por Jessie T. Usher), e introduciendo a Liam Hemsworth como una versión más sexy de Randy Quaid, deberán volver a salvar la Tierra.
El desarrollo de la película se divide en tres actos, siendo los dos primeros sorprendentemente predecibles (ya nos han contado esa historia otras veces), y un tercero inesperadamente sorprendente.
Este tercer acto inesperado, por eso, es predecible también en cuanto a contenido, pero sin embargo revelador y esperanzador conceptual y argumentalmente dentro de este nuevo, basto universo que es la SAGA Independence Day. Y ese es probablemente el mayor atractivo de la película y lo que la diferencia de otros filmes palomiteros: la profundidad de campo narrativo.
Lo que nos hace preguntarnos, y teniendo una historia tan chula que contar, ¿no podrían haber dedicado unos instantes a desarrollar unos personajes menos desarrollados que en la película original? ¡Incluso los que vuelven han sido reducidos a su mínima expresión! Hemsworth, Monroe y Usher son nefastos de manual, Pullman repite con sus ojillos de apretón y Jeff Goldblum vuelve a hacer de él mismo en todas películas que haya hecho.
Hay, aparte, demasiados personajes secundarios con intentos de trama y desarrollo empático. Tenemos una pequeña aventura con el personaje del padre de Goldblum y un grupo de niños aparentemente huérfanos que calca la primera entrega; un sidekick de Hemsworth que, bueno, está ahí; y la primera pareja cómica que ha llegado a darme vergüenza ajena desde aquellos dos tipejos de Furia de Titanes (Louis Leterrier, 2010) que montaban en escorpión gigante y tenían acento raro. Una pena, vaya.
Pese a la trama y sus puntos álgidos, el guion es muy, muy vago. Tirando de mediocridad y estereotipos, amén de dos o tres puntillas sexuales y relaciones afectivas sin sentido, ni siquiera los chascarrillos de Goldblum en situación de tensión funcionan.
Las escenas de acción son impactantes, pero nada novedosas. Los aliens son tan aliens como en la entrega anterior, acorde con cómo ha cambiado la tecnología. Y la banda sonora pues, está ahí, suena durante la película – una lástima, teniendo en cuenta que en ID4 la BSO hacía verse la historia alrededor de ella.
El trabajo de marketing y profundización del universo de ID4 ha estado realmente bien: webs y vídeos virales han rellenado el hueco temporal en lo acontecido durante los últimos veinte años de historia sin obligarte a haberlos visto para poder disfrutar la película. Si los has visto, dos o tres conceptos te sonarán. Eso está bien.
El largometraje además está diseñado para poder ver la película sin haber visto el filme original, referenciándote personajes y acontecimientos a veces de manera sutil, otras tan solo lo necesario. Eso está bien, también.
Pese a todo lo malo que tiene, y que es lo esperado en un producto cinematográfico como este, Independence Day: Resurgence se deja ver hasta el punto de dejarse disfrutar, incluso, si realmente es lo que quieres ver. Porque, si no digo que la película es mala, es porque ha conseguido su objetivo de ser lo que ha de ser.
Si alguien pregunta “¿qué tal está la nueva de Independence Day?” la mejor respuesta es:
“Como la primera. Es chula. Está bien”.
Por Sergi Páez.
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Tercer acto sorprendente? Qué sorpresa había ahí?
«»»SPOILERS»»» (nótese el abuso de comillas)
¿Es una sorpresa que cuando el guardaespaldas del ex-presidente se lleva a su hija aparte es para que éste se suba al avión? ¿Es una sorpresa que cuando la reina alien se supone muerta no lo esté? ¿Te sorprendió que la reina alcanzase la pokéball pero no pudiese destruirla? ¿Una sorpresa que le disparen por la espalda? ¿O quizá te sorprendió con todo acabado, cuando la hija del presi apunta a una nave alienígena quien sale de ahí es su novio guapo? Como no sea sorprendente el que preparen una tercera parte después de esta basura…
FIN DE «»»SPOILERS»»»
¡Hola!
Es una sorpresa, en primer lugar, que exista una secuenciación a un tercer acto (un acto C’) dentro de un producto de peso como parecía presentarse IDR. El contenido y su desarrollo, como bien indicas, no sorprenden – es una amalgama de clichés bien escogidos lo que lo convierte en ‘basura’, pero ‘basura de calidad’.
Tal y como comentaba, durante esta pasada década han ido apareciendo poco a poco los denominados ‘reboot-secuela’. IDR se presentaba como tal: una simple continuación lógica a un conflicto iniciado en un largometraje anterior, y creo que aunque cabía en la batidora el hecho de que se convirtiera en una primera parte de una nueva saga, la crítica en general, algunos espectadores, y yo en particular no esperábamos que finalmente Emmerich fuera a empezar esta aventura que tantos años ha predicho que haría.
La expansión de un universo en base a un argumento simple y que ahora abarca una historia de tres partes (sin contar ID4) en ce prima dentro de una película que no se presentaba como tal es lo que sorprende pues, no el contenido argumental.
Por lo tanto, no es que sorprendiera el tercer acto, ni su contenido – sorprende la existencia de este sub-acto dentro del tercero que va más allá de lo que RE prometía.
Por otro lado, creo que es importante que se dé la oportunidad de expandir un universo cinematográfico propio como no existe desde mediados de los ’80. Durante las últimas tres décadas tan sólo han existido sagas en base a contenido ya creado, fueran simples remakes o reboots, adaptaciones de novelas, cómics o incluso poemas y canciones.
INDEPENDENCE DAY, así como muchos de los blockbusters posteriores, nacen de la concepción del cine como entretenimiento en estado puro, con una leve técnica de docencia moral si me apuras: fábulas para adultos que entretengan pero no vayan vacías de contenido. Siendo este el objetivo del metraje, sobre todo siendo cual es el mensaje de ID4, y sobre todo el re-lanzamiento de ese mensaje en IDR en un momento histórico como el que vivimos, me parece fantástico.
Aunque es cierto que IDR no funciona tan bien en pantalla como ID4 (hace ya casi veinte años que los largos de su calaña desparecieron, y eso ya lo demostró Indi Jones con su calavera de cristal), quizá sea este el momento para que vuelva el cine de palomitas con conciencia, que no se quede ahí por su calidad ni profundidad, sino por aquello que pretende hacer sentir.
¡Espero que esta aclaración haya servido de algo! 🙂
Un saludo.
Independence Day fue un peliculón. Cualquier comparación de Contraataque con su antecesora es un insulto a ésta. El guión lo firman cinco personas, entre ellas el director de la cinta Roland Emmerich. No sé si por eso las distintas partes de la película están inconexas o si decidieron que los personajes fuesen totalmente planos para evitar posibles discusiones por la personalidad de los mismos. Tal vez decidieron que fuese completamente predecible y así no podían hacer spoilers unos a otros mientras escribían. Quizá un guionista escribía chistes genéricos y otro los metía en escenas al azar… Luego está el tema de la reina alien y la mente enjambre, algo novedoso en esta saga pero repetido hasta la saciedad en otras. Estoy seguro que mi sobrino de diez años hubiese escrito algo mejor.
Hay bastantes sagas cinematográficas creadas después de los 80 y no basadas en otros formatos: Matrix, American Pie, Fast & Furious, Scary Movie, Riddick, Los mercenarios, Piratas del Caribe (vale que se basa en una atracción de Disneyland, pero casi no cuenta) Toy Story, Saw, Shrek, Underworld, Torrente… cualquiera de ellas con más calidad que ésta película. Incluso la película de Warcraft, que cuenta una historia de sobra conocida para los que somos (o hemos sido) jugadores presenta más sorpresas en los diálogos o incluso en la trama.
Y si encima te encuentras con cosas como ésta, pues ya es para llorar: La nave invasora es inmensa pues llega desde Londres a Florida, ocupando todo el Atlántico. Aquí el primer fallo gordo científicamente hablando de la película (si obviamos las explosiones con sonido en ausencia de atmósfera, como sucede en todas) y es que debido a la curvatura de nuestro planeta, la nave debería ser cóncava, pero mientras va por el espacio vemos que no es así. Por tanto, sí, podemos deducir que según esta película, la Tierra es plana.
Creo que puedo afirmar que es la peor película que he visto en el cine en mi vida…