Portada del cómic Hulka: Jen de Corazones, de Rowell, Maresca y Miyazawa, de Marvel
A Hulka le encanta ser una heroína pero no es lo que define su vida. Ser ella misma es lo que siempre la ha definido.

Nos gusta Hulka. No, miento… NOS ENCANTA HULKA. ¿El motivo? Muy sencillo, es sensacional. No hay otra forma de entenderla, para que Hulka sea Hulka debe ser sensacional. Es esa justiciera a la que todo el mundo adora, todos quieren tenerla como colega profesional y como amiga, quizá tan solo pueda competir con ella en popularidad y cariño Bestia de los X-Men. Es única, es fantástica, es genial y es maravillosa.

Es sensacional, ¿lo he dicho ya?

Con ello en mente Rainbow Rowell empezó una serie en que sin tener el término en la cabecera estaba realmente ahí, es fácil ver los precedentes de Byrne y Slott en su propuesta. Una obra que sabe alejarse de los tópicos habituales del mundo de los superhéroes y lo hace con tanta maestría que uno no se da cuenta hasta que reflexiona sobre ello. Sí, hay superpoderes, hay luchas, hay trajes coloridos y subtramas a desarrollar, pero aquí lo importante es la gammazona y todo su mundo.

Su vida o el intento de volver a tener una, sus dudas al volver a ejercer como abogada, sus ilusiones cuando Sota de corazones regresa de entre los muertos (tomo anterior). Hulka es ante todo una mujer, una persona, un ser humano y si bien le encanta ser una heroína no es lo que define su vida. Ser ella misma, la mejor y más auténtica versión de sí misma es lo que siempre la ha definido, y una vez más (por suerte) los lectores tenemos a una guionista que lo ha entendido y con habilidad lo está haciendo.

En su esencia más básica esta colección no deja de ser una sitcom llevada a las viñetas, lo que la serie de Marvel Studios pretendió y no logró, y como toda sitcom los personajes secundarios son imprescindibles y muy relevantes. De forma personal he de decir que he caído enamorado de Andy, el antiguo androide del Pensador loco que ha logrado tener su propia personalidad y vida alejada de los designios de su creador, pero las letras de Rowell dejan claro que ella siente una clara predilección por Sota de corazones.

Y es que si bien Jack (es su nombre real, un juego intraducible ya que en inglés Sota de corazones es Jack os Hearts) siempre ha sido alguien tremendamente poderoso nunca se ha sabido muy bien qué hacer con él, es algo que pasa en ocasiones con diferentes héroes y villanos a los que nadie parece saber sacar auténtico partido. Pero en sus manos eso queda atrás, el atormentado héroe crece y evoluciona con la rapidez de una bala, intenta dejar atrás su dolor mientras aprende a ser humano (algo que jamás pudo hacer debido a sus poderes, más una maldición que un don).

Las escenas entre él y Hulka del anterior tomo ya eran estupendas pero en este segundo volumen los creadores van un paso más allá, sus momentos compartidos son tiernos, son preciosos, son totalmente humanos. Las viñetas de Luca Maresca logran enternecerte al punto de que cuando lo inevitable sucede (inevitable según lo mostrado anteriormente) solo puedes alegrarte por ellos y sonreír como lo haces cuando un viejo amigo te da una buena noticia.

Igual de buena noticia es saber que al terminar de leer la historia queda abierta, Rainbow Rowell tiene más por contar de la mujer verde a la que todos adoramos. Y sin duda, visto lo visto, será algo muy humano, muy cercano, divertido y, por supuesto, sensacional.

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