Si él puede hacerlo, tú también.

Frost, da igual el tiempo que pase, siempre voy a quererte

Mientras estoy escribiendo Frost duerme apaciblemente a mi lado, suena Landslide de Fleetwood Mac, desde el patio de abajo me llegan las voces de unos niños jugando, por el suelo de la habitación hay juguetes de perritos y regalos que amigos y lectores nos hicieron a él y a mí durante la Feria del libro de Madrid de 2016.

De hecho ayer estuvimos allí. Un fin de semana increíble en el que mi adorable perrito ha jugado con otros perritos, ha comido y dormido siesta con su tío Alf, ha conocido a un buen montón de personas y al igual que siempre ha sido la estrella en cada sitio al que iba.

Pero mientras tú estás leyendo estas letras él ya estará en el cielo de los perritos. Es jodido escribirlo y más decirlo, en parte por eso estoy escribiendo antes de que pase. Según llegamos del viaje a Madrid empezó a toser de forma muy extraña, por la mañana seguía y no eran buenas noticias. El veterinario nos explicó la situación del momento que me temo no tengo conocimientos para desgranarla ni ganas de intentar reproducirlo. Sencillamente su problema de corazón que ya estaba en fase final había alcanzado el final.

Se le ha hecho un proceso que le ha aliviado las toses y ha mejorado un poco lo que sucede, pero si antes era cuenta atrás ahora ya no hay cuenta. Por eso escribo esto hoy, recién llegado a casa del veterinario, si lo hago realmente cuando él se haya ido al cielo, sencillamente no podré.

Ha sido muy duro, Marta (Beren) y yo pensábamos que se iba esta mañana. Le abrazamos, le dimos unos besos y le dijimos que no pasaba nada, que si tenía que hacerlo que se marchara, que le íbamos a querer siempre y que no se preocupara por nosotros, que íbamos a estar bien.

Hemos ganado un poco de tiempo, muy poco pero el suficiente para que este tiempo final que ha tenido coma todo lo que no podía, beba Cacaolat (que le encanta), sus amigos cercanos se hayan despedido de él y haya tenido ese gran fin de semana en la Feria del libro de Madrid.

Sé muy poco, apenas nada, de su vida antes de que llegara a nosotros. Le encontraron por las calles de Sevilla mirando a todas partes, primero pensaron que era de alguien hasta que se dieron cuenta que no y entonces estuvo año y medio en un refugio. La chica que lo coordina nos ha dado en varias ocasiones las gracias por haberle adoptado ya que pensaba que nunca saldría de allí, igual que muchas personas que dicen que ha sido un acto de valentía y generosidad haberlo hecho.

No, no lo ha sido. Ha sido un regalo. Él ha sido un regalo que llegó para deslumbrar, para ser querido, para dejar claro que todos merecemos una segunda oportunidad y ha sido feliz. Lo sé, no tengo duda alguna. Es curioso, Marta siempre dice que él y yo tenemos una mirada triste y es cierto, supongo que por los golpes de la vida, pero hay una foto en la que estamos los dos juntos que no es así. La hizo ella. Es esta que va debajo.

Ahora mismo tengo los ojos rojos, es imposible. Pero no importa, no son lágrimas de tristeza, son de alegría por todos los buenos momentos que ha tenido. Llegó asustado y perdido, tardó un poco en coger confianza y después ha sido el niño más adorable del mundo. Un can feliz y aventurero que ha viajado mucho, ha visitado otras ciudades, ha ido a entrevistas de radio, ha estado en eventos, ha participado en firmas y ha hecho sonreír a muchas personas.

Así que solo quiero daros las gracias a todos por haber formado parte de su vida. A los amigos que le querían, a sus tíos que siempre han estado pendientes y le han cuidado cuando ha hecho falta, a los lectores que me preguntaban por él en cada sesión de firmas a la que no iba, a los que le han hecho regalos y en fin, a todos, a todos los que le habéis querido.

Cuando leáis esto, él estará corriendo por las praderas del cielo mientras le lanzan una pelota.

6 comentarios en «Frost se ha ido al cielo de los perritos»

  1. Estoy en la biblioteca leyendo esto y es que no me puedo reprimir las lágrimas. Mucho ánimo y un abrazo para soportar esta terrible pérdida.

  2. Jo, lo siento mucho de verdad, he llorado mucho con esta despedida tan merecida para Frost, ahora ya descansa, y aquí se le recuerda.

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