Que los personajes de una editorial y los de otra se crucen no es nada nuevo y tampoco resulta demasiado sorprendente. Durante la década de los noventa y la del 2000 esto sucedió un buen número de veces, tanto que dejo de tener gancho y más después del cruce JLA vs Vengadores (2003) y la serie limitada de cuatro números Marvel vs DC (1996) en los que realmente se dio todo lo que se podía.
Es cierto que ahora no sucede tan a menudo, tampoco es necesario, pero hay que recordar que hubo una época en que esto era casi impensable y prácticamente imposible. Sí, en alguna ocasión sucedió (como con Spider-Man y Superman) pero eran las menos, así que cuando un autor quería jugar con los juguetes de otro niño debía ir por el camino menos transitado. Precisamente así surgirá el Escuadrón Supremo, o Escuadrón Siniestro en una primera encarnación.
Desde el comienzo se dejó claro que era una forma de revisionar a la Liga de la Justicia pero sin tener que hacer ningún trasvase de personajes con DC; así los parecidos eran muy evidentes y nunca se ocultaron, pero la cosa gustó y no desparecieron. Poco a poco el grupo fue evolucionando y como pasa con muchos secundarios hasta niveles que solo sin idealizables para los más populares, llegando incluso a perder su mundo quedando atrapados en el nuestro solo para regresar y encontrarse con algo completamente diferente a lo que conocían.
No queda aquí la cosa, la historia seguía y el grupo siempre ha tenido sus lectores y seguidores. Esto hace que podamos entender que dentro de las recién finalizadas Secret Wars el Esquadrón Siniestro viviera su momento de gloria con los lápices del siempre talentoso Carlos Pacheco y guiones de Marc Guggenheim, en una lectura totalmente recomendable y ciertamente entretenida.
Ahora en este Colección 100% Escuadrón Supremo estamos ante una nueva encarnación del grupo, quizá la definitiva y si no al menos sí una de las más interesantes al estar conformada por supervivientes de diferentes realidades que han logrado salir indemnes de los eventos más recientes del Universo Marvel. Algunos de ellos son bien conocidos por los aficionados como Hiperión que formó parte de Los Vengadores justo antes del macro evento o el Halcón Nocturno de Supreme Power.
Junto a ellos están otras versiones de sus compañeros que también intentan encontrar su lugar y que tiene algo claro: han visto morir un mundo, no volverá a pasar. Esto conlleva que al contrario que otros supergrupos sean mucho más directos y ataquen para cortar de raíz todo lo que consideran una amenaza. El motivo es bueno, las formas no tanto y lógicamente esto les hará enfrentarse a otros miembros del colectivo justiciero, en parte para dar algo de ritmo a la trama que firma James Robinson y otro tanto para dejar claro que realmente están dentro de la única Tierra que ha sobrevivido.
Pero lejos de ser un simple cuento de superhéroes resulta interesante por la labor de personajes que hace el guionista, con un gran tratamiento de los mismos a los que ha otorgado profundidad, personalidad propia y en el caso concreto de Hiperión de un gran cambio desde la última vez que se le había visto. Esto sumado al hecho de que cada uno de ellos viene de realidades diferentes y tiene concepciones distintas hace que la lectura sea amena a la par que absorbente, no en vano no son realmente un grupo, solo héroes que tienen una misión común.
Estas líneas no pueden terminar sin alabar el buen trabajo de Leonard Kirk, autor que ya tiene experiencia en retratar grupos en acción tras pasar por JSA o Dark X-Men y que dota a esta mezcolanza de héroes de la fuerza que precisan para que realmente funcionen. Cuenta además con entintado del legendario Paul Neary, todo un grande que no necesita presentación, y el color de Frank Martin que en cambio carece de cierta vida lo que desluce un poco el conjunto general. Que nadie se confunda, esto no quiere decir que haya realizado mal su oficio, nada más lejos, sencillamente que estas páginas necesitaban algo más de nervio de la que tienen, nada más.
Siempre es un placer encontrarse con el Escuadrón Supremo, más todavía si está en buenas manos.
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