Frost se fue al cielo de los perritos el jueves tras un estupendo fin de semana y unos días para despedirse de amigos, comer todo lo que no podía y ser comido a mimos. Tras su marcha no tenía sentido no ir a Valencia a presentar «Vestidos para el éxito: 35+1 series llenas de estilo», un viaje que se había anulado para poder estar cuidando de él, así que escribí a Entiman, a Manhattan Cómics y a Vicente García (de Dolmen Editorial, ya que también se firmarían libros que he lanzado con ellos) y confirmé que finalmente me iría para allá.
No sería solo, Marta Beren también se unió al periplo y menos mal, ya que pilló huelga de trenes, espera de más de dos horas, desinformación, apaño con un bus que tardó cinco horazas en llegar a su destino… Pero tras esto por fin estuvimos en Valencia, con un alegre Entiman con vituallas para evitar que nos derrumbáramos del cansancio.
Además esa energía iba a hacerme falta ya que por la noche con buena música y un whisky en mano, mezcla perfecta, iba a tener que ponerme a firmar todos los ejemplares de “Vestidos para el éxito: 35 + 1 series llenas de estilo” que quedaban pendientes de nuestros mecenas. Libros que os informo que en esta semana y la próxima irán a sus destinos para que por fin podáis tenerlos en vuestras manos 🙂 Los libros solo cobran vida gracias a sus lectores.
El sábado 11 era el día de presentar en Manhattan Cómics, aunque antes con un poco de turismo por las calles valencianas, un par de cañas, paella y un sol terrible (¡¡¡Gracias crema factor 50!!!) pero en muy buena amistad, risas, charlas sobre cine, cómic e incluso alguna de mayores sobre pisos y política. En fin, que vamos peinando canas y eso a veces se tiene que notar.
Por supuesto tocó dar un pequeño paseo por alguna tienda de tebeos, y Futurama es siempre imprescindible. Una librería que todo amante de las viñetas debe visitar alguna vez en su vida, con sus estanterías repletas y ese saber añejo que por desgracia poco a poco se va perdiendo. Llevad la tarjeta de débito, que os hará falta.
Más pequeña y modesta era Manhattan Cómics, pero llena de simpatía y buen rollo que a fin de cuentas es lo que importa cuando entras. Allí prepararon el rincón en el que íbamos a presentar, con mesita, dos butacas y un ambiente muy bueno gracias a las atenciones de Noel (el dueño), Blanca (trabajadora) que nos presentó y preguntó sobre nuestro trabajo, además de los lectores que quisieron pasar por allí para acompañarnos.
Debo decir que esta ha sido una de las sesiones que más he disfrutado en mi vida como autor, pero es que cuando sacas adelante un proyecto personal y lo haces con uno de tus grandes amigos es todo un placer. Eso mismo se pudo notar en nuestras respuestas, química y confianza, dejando claro que antes de compañeros profesionales (que lo somos), lo que hay es una gran y fuerte amistad.
Y tras algunas preguntas del público que asistió llegó el momento de firmar a todo el que quisiera, despedirse de la gente de Manhattan Cómics, tomar algo (imprescindible. No hay jornada de este estilo que esté completa sin un par de cañas) y descansar algo esa noche ya que al día siguiente tocaba poner de nuevo rumbo a casa. Solo unas horas para volver a Barcelona y dejar atrás Valencia, aunque con el pensamiento de no tardar tantos años en pasear de nuevo por sus calles.
Valencia es una ciudad a la que tengo mucho cariño. Por un lado he ido de pequeño en varias ocasiones, he veraneado por allí y viví una temporada en la que estuve trabajando en una televisión de allí. Así que volver por esa zona tras tantos años, más de un lustro, sin pisarla me llenó de recuerdos y momentos que tenía por ahí guardados en mi memoria.
En fin, un fin de semana estupendo que logró que mi mente no pensara en la marcha de mi perrito. Gracias a todos por los abrazos, los besos y las palabras de ánimo. Seguimos escribiendo.
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