Bruce Banner, Betty Ross y Hulk vistos por Alex Ross en El inmortal Hulk

Bruce Banner, Betty Ross y Hulk vistos por Alex Ross en El inmortal Hulk

Un abismo adictivo del que no quieres escapar

Hulk es un personaje de muy largo recorrido, igual que otros tantos de los más conocidos de Marvel Comics. A lo largo de su historia ha vivido un buen número de cambios de todo tipo tanto de color, personalidad y enfoque pero lo que siempre ha estado presente es que parece ser indestructible. Es, a todos los efectos, inmortal (de ahí que sea El inmortal Hulk). No es algo nuevo o inventado por Al Ewing, nada más lejos, el hecho estaba ahí desde un primer momento pero hasta que él no llegó no se le había sacado realmente partido.

Sí, el gigante nunca moría y había más de una historia (como Hulk: El fin) que hablaba de ello, pero convertirlo en el motor central es otro tema. Y claro, cuando se trata de un monstruo inmortal el primer pensamiento lleva directamente al terror, un género en el que este antihéroe encaja a la perfección por lo tortuoso de su camino, de sus diferentes identidades, de todo lo sufrido por Bruce Banner… Hay que decir que el guionista ha sabido sacar buen partido a todos los elementos a su alcance y ha convertido todos ellos en auténtico oro.

Todo héroe lo es según la medida de sus enemigos

No puede entenderse a un héroe sin sus villanos, sencillamente es que este lo es según la medida de ellos. En el caso de Hulk uno de los más destacados e importantes es la Abominación, un militar ruso que es bastante más que un simple bruto que golpea y que regresa una vez más para enfrentarse al coloso esmeralda. Lo hace bajo el prisma que tiñe toda esta serie, al igual que Rick Jones o Betty Brant. Todos ellos personajes intrincados con su mitología que demuestran, igual que en el pasado, lo complejo, doloroso y lleno de peligro que es el camino compartido con el genio creador de la bomba gamma.

El inmortal Hulk llega así a su segundo tomo recopilatorio de Marvel Deluxe, y si no fallan las cuentas quedan otros dos por delante. La trama se vuelve compleja, más oscura y en ocasiones experimental. En el momento de su lanzamiento en grapa se dijo que este era el mejor cómic de Marvel en los años de su publicación, y es complicado opinar de otra forma. Leerlo es caer por un pozo directo al abismo, un abismo adictivo del que no quieres escapar.

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