Fernando Cayo está increíble como Ebenezer Scrooge, eso es lo primero. El veterano actor protagoniza la versión teatral, y musical, de Cuento de Navidad y sin sombra de duda es lo mejor de la misma. Es avaro, brusco y desagradable cuando debe serlo, se va rompiendo y muestra que tiene corazón en el momento adecuado, y finalmente es un hombre alegre de una alegría contagiosa mostrando una bondad que estaba oculta en un primer momento. Si bien es cierto que este es un papel muy agradecido de hacer, también resulta complejo y es de agradecer que se cuente con un profesional de tal calibre.
No puede decirse que el profesional conocido por El orfanato, La casa de papel y Todos los nombres de Dios se quedase solo sobre el escenario, el resto del elenco sin duda estaba totalmente acertado. Todos manteniendo una coherencia coral y logrando en todo momento que el público estuviera metido de lleno en la representación, algo esencial para poder disfrutar de la magia del teatro y más en una obra tan conocida y popular como esta.
Dos espíritus burlones en Cuento de Navidad
Cuento de Navidad es una propuesta que ha sido reinterpretada muchas veces, unas con más fidelidad que otras, en este caso por aquí y por allí hay cambios que en realidad no alteran el resultado final, Scrooge tiene su viaje y alcanza su redención. Esto permite incluir toque de humor, los hay a lo largo de todo el montaje, pero quizá excesivo en lo que se refiere a los fantasmas del pasado y el presente que no terminan de resultar orgánicos con el resto de la función y que bajan el nivel de la misma (no por sus actuaciones, todo sea dicho, sus intérpretes saben salir muy bien del paso). Aunque este cambio y este tipo de comedia sí pareció gustar a gran parte del público, y al final eso es lo que importante.
Esta versión teatral del clásico de Charles Dickens mantiene la esencia y el espíritu del clásico, resulta casi imposible no llorar ante el funesto (y evitado) destino del pequeño Tim y ante la conversión del avaro protagonista en una persona totalmente distinta. Y, como se ha comentado al principio, Fernando Cayo está increíble.
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