La época victoriana fue un momento fascinante. La cantidad de hechos y autores que se dieron cita en el Imperio (con I mayúscula) era increíble. Además de ser una ambientación perfecta para relatos de todo tipo que bien pueden ir desde el romance a la fantasía pasando por el más puro horror.
Un claro ejemplo de esto sería la imprescindible obra que es From Hell o Las Puertas de Anubis de la que os hablé hace poco. La lista sería casi interminable; puede nombrarse Sherlock Holmes y el secreto de la pirámide o Perillán de Terry Pratchett que además se sirve para sus fines, siempre humorísticos (casi cáusticos) de personalidades reales como la de Dickens, entre otros.
Periodista y escritor bien reconocido por todos al que también veremos haciendo sus pinitos en Basil & Victoria (que publica en nuestro país Ponent Mon), aunque será poco más que un cameo. Quizá más atrayente sea el momento en que hacen aparición Sherlock Holmes y su fiel Watson, dejando entrever una faceta menos amable del mismo.
Hasta la reina Victoria. En cierto modo ya que la joven protagonista que lleva su nombre es, según ella dice, miembro de la familia real pero que fue secuestrada de pequeña. Es ella junto a su marido, Basil, los que llevan en todo momento el peso de la acción. Y sí, he dicho marido, y es que a pesar de ser unos niños ellos se consideran un matrimonio. Si lo son o no es otro cantar pero no hay que olvidar la época en la que estamos en esta lectura, más considerando que Yann y Edith (sus autores) no han pretendido suavizar nada mostrando todas las penurias que se pasaban.
Los dos infantes nos irán mostrando esa sociedad injusta y sucia que denunció Dickens, un lugar en el que cualquier cría podía vender su virtud por unos chelines y en el que las calles eran totalmente inseguras. Un ciudad, Londres, que se vería asaltada por los crímenes de un hombre al que la posteridad llamará Jack y cuyo rostro sigue siendo hoy totalmente anónimo, igual que el de decenas de criminales y de ladrones de poca monta que han muerto en el olvido.
Pero si hay oscuridad la luz brilla más y los pequeños momentos de bondad son realmente estupendos, logrando dejar al lector una buena sensación en el corazón. Precisamente la misma que al terminar el tomo, que si bien tiene sus momentos de auténtico dolor, llega hasta final con la promesa de que a pesar de todo la vida de Basil y Victoria tiene mucho por delante.
Esta sensación no deja de ser algo provocado por el dibujo casi de cuento infantil que tiene cada página. Los personajes no dejan de estar caricaturizados y sus rasgos son exagerados, lo que hace que las temibles calamidades que pasan cobren todavía más fuerza que de ser un relato de corte realista. De hecho no sería descabellado afirmar que es un cuento de hadas al que le faltan las hadas pero no las brujas.
Mención aparte merece el inteligente guión que construye unos personajes llenos de matices y juego acertadamente con sus debilidades para hacerles totalmente humano. Destaca entre ellos la propia Londres, que lejos de ser una simple ciudad es parte troncal de la narración llegando a ocupar un lugar protagonista junto a Basil y Victoria. Al igual que ellos está llena de aristas, pudiendo ser un lugar de ensueño o un monstruo devorador, algo que el buen uso del color ayuda a crear y que se convierte en una más de las herramientas que los autores usan para llevar al lector por el camino que ellos quieren.
Basil & Victoria ha sido premiado como Mejor Álbum en el Festival de Angulema y tras recorrer sus páginas solo puede uno decir que ha sido realmente merecido.
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