Veneno es un personaje con mucha historia. En un comienzo su presencia y diseño rozaban casi el terror, a fin de cuentas eso es lo que debía provocar y lo lograba con creces. Poco a poco, o rápidamente más bien, su fama empezó a crecer lo que hizo que se abusara hasta el extremo de él y se volviera repetitivo. En los últimos años, con una popularidad recuperada en parte por sus dos películas cinematográficas, está viviendo una nueva vida en la que los dejes del pasado han quedado atrás para hacerle ser alguien con su propia identidad.
Pero, y esto es importante, el fondo y el hecho de su creación es el que es y hoy no se le puede sacar juego. No tendría sentido que se le enfrentara contra Spiderman por su odio hacia el mismo, tampoco que corriera a asustar a Mary Jane una y otra vez. En origen era un personaje vacío y bastante cansino por ello es mejor centrarse en el presente y hacer que evolucione, al punto de llevarle más allá de ser un simple superhéroe y dotar a sus historias de componentes más complejos y enrevesados.
Un poco de introspección
Esto, claro está, puede hacerse bien o mal. En el caso de lo visto en los Veneno nºs 22 y 23 se hace bien, es un claro ejemplo de ello. El guionista Al Ewing hace que cruce su camino con el del Doctor Muerte quien, en un alarde de elegancia, le invita cenar en vez de luchar con él cuando este entra rompiendo los muros de su palacio, pero claro está que es el Doctor Muerte y las cosas nunca son fáciles con él. Pero sí muy divertidas para los lectores y más cuando su máquina del tiempo entra en juego, provocando que ambos vayan rebotando sin control alguno de su destino.
Un gran punto a favor de estos dos números, principalmente del 23, es que más allá de lo divertida que es una historia de periplos cronales bien narrada es la labor de introspección planteada para ambos personajes. Se enfrentan de forma bastante literal a su pasado, a quién y cómo eran, a sus miedos, dudas e ideas sobre su lugar en el mundo. Algo que, además, sirve para que el lector pueda ver el cambio sufrido por ambos desde los momentos de sus creaciones hasta la actualidad y es que el tiempo pasa para todos, incluso en el Universo Marvel donde va a su propio ritmo.
Ewing + Dávila
Hay que alabar, y no puede olvidarse, a Sergio Dávila que una vez más demuestra su talento y valía en unas estupendas páginas llenas de vida y acción. Aunque no está solo, completan el elenco de artistas Cafu, Ken Lashley y Julius Ohta, además de Sean Parsons y Frank D´Armata. Todo un arsenal de creadores para una historia divertida, llena de giros y de momentos que bien podrían estar en cualquier blockbuster cinematográfico que se precie de serlo.
Con toda esta mezcla el escritor, Al Ewing, consigue crear una aventura realmente entretenida que es un “Más, tío, más” en toda regla. Los viajes en el tiempo lo lían todo, es lo que hay. Así el que se adentre en estas páginas tendrá dinosaurios, nazis, referencias a la Marvel Clásica, un viaje al futuro, luchas entre héroes y villanos, confesiones… Sinceramente solo le faltan un par de submarinos, quizá comandados por Tom Dodge, y la locura sería total.
Únete a nuestro canal de WhatsApp (totalmente anónimo, nadie verá tu nombre o tu número) y no te pierdas ningún contenido. ¡Súmate pinchando aquí!