Ezequiel Rodríguez en Cuando la maldad acecha

Ezequiel Rodríguez en Cuando la maldad acecha

Cuando la maldad acecha de Demián Rugna es una atrevida e inquietante.

Al llegar al final de Cuando la maldad acecha hay un cierto malestar, una inquietud, incluso llega a ser algo físico. Casi como si te sintieras mal, el previo a caer enfermo de algún virus estomacal. Es lógico y es que debe ser así, a fin de cuentas la película que firma Demián Rugna (también detrás de No sabés con quién estás hablando y Aterrados) trata sobre un mundo en el que los demonios están presentes y el mal definitivo está luchando por llegar. No pretende ser una historia de redención o dejar alegría al espectador, nada de eso, aquí las cosas son diferentes y conviene estar preparado para ello.

Todo comienza de una forma sencilla, con dos hermanos que viven juntos, pero pronto la trama se va complicando y se abre de forma completa para dejar ver un lugar que está a punto de caer por el precipicio. Puedes intentar frenarlo, puedes querer que los efectos sean menos, pero sabes que de forma inevitable el final se acerca. Una tensión y agobio que es todavía más palpable gracias a la muy buena actuación de Ezequiel Rodríguez, actor protagonista de este filme que demuestra tener unas grandes dotes interpretativas convirtiéndose en lo mejor del filme.

Un mundo al borde del abismo

Quizá la duración del producto sea algo más extensa de lo que debería, más cuando ese tiempo no se aprovecha para dar más profundidad al mundo que se presenta. Sí, las bases están ahí, la información esencial que se precisa para que la trama avance está ahí, incluso detalles de los personajes para que se empatice más con ellos, pero es una lástima no ahondar más en esta realidad, en los cómos y en los porqués. Algo que solo enriquecería el producto y que si bien funciona según es sería algo muy de agradecer, quizá sucede en una futura entrega que bien podría ser secuela o precuela.

El trabajo de Demián Rugna es bueno, sabe qué hace y cómo lo hace, saca buen partido a lo que tiene a su alcance y con solo un visionado es fácil explicarse el motivo de que esta haya sido la película de terror más vista en Argentina. No negaré que según avanzaba el metraje una parte de mí pensaba “Este profesional sería perfecto para llevar En tierra de demonios al cine”, idea que solo se afianzó con el pasar de los minutos.

Cuando la maldad acecha juega con el terror y con sus tan bien conocidas pautas, es atrevida cuando debe y sórdida en los momentos precisos. A pesar de no contar con un gran repertorio de efectos los que hay son funcionales y ayudan a lo que deben, a la historia y a crear esa tensión que solo va a más. El mal está ahí y debe ser combatido pero conviene recordar lo que dijo Friedrich Nietzsche, “Quien con monstruos lucha, cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti”.

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