HANDOUT IMAGE: (l-r.) Jacob 'Stitch' Duran as Stitch-Cutman, Sylvester Stallone as Rocky Balboa, Michael B. Jordan as Adonis Creed and Wood Harris as Tony 'Little Duke' Burton in CREED II, a Metro Goldwyn Mayer Pictures and Warner Bros. Pictures film. Credit: Barry Wetcher / Metro Goldwyn Mayer Pictures / Warner Bros. Pictures. © 2018 Metro-Goldwyn-Mayer Pictures Inc. and Warner Bros. Entertainment Inc. All Rights Reserved. USE ONLY WITH DIRECT COVERAGE OF (movie), ACROSS PLATFORMS, NO SALES, NO TRADES*. NO SALES. NO TRADES. FOR USE ONLY WITHIN THE MOVIE'S PUBLICITY WINDOW. Image from epk.tv press site.

Creed: La leyenda de Rocky fue una de las sorpresas de 2015. La película dirigida por Ryan Coogler, que también firmaba la historia (y que tres años después se puso a los mandos de Black Panther), llegó casi una década después de estrenarse Rocky Balboa en 2006 y demostró que ese filme no había sido el cierre de la saga protagonizada por Sylverster Stallone.

Quedaba todavía una historia por contar, la del joven Adonis Creed, el hijo de Apollo, que llegaba a la vida del ex campeón para que este le entrenara. Así el que fue alumno pasó a ser el maestro, pero no por ello dejó de aprender y por el camino logró que el heredero realmente se convirtiera en quién debía ser.

Ahora, en 2019, la trama sigue avanzando en Creed II: La leyenda de Rocky y lo hace volviendo atrás en el tiempo para jugar todavía mas con el concepto de legado (¡esto empieza a parecer el universo de DC Comics!) al traer de vuelta a la actualidad a Ivan Drago, el peligroso luchador que fue rival del potro italiano en Rocky IV. El círculo se cierra en una película que tiene un claro sabor de despedida, que lo sea o no dependerá del mismo motivo que siempre: la respuesta del público y de la taquilla.

Steven Caple Jr., dirige la función y lo hace de la mano del guión firmado Cheo Hodari Coker, Sascha Penn, y Juel Taylor, junto a los que está un nombre más, el del mismísimo Sylvester Stallone. Y es que conviene recordar, que a muchos se les olvida, que no solo es el mejor conocedor de Rocky, si no que ya estuvo detrás de la historia de la saga original llegando incluso a la estrenada en 2006.

Con esto por delante no debe extrañar el sabor a clásico que presenta desde un primer momento, siendo más acorde a toda la saga de lo que ya era Creed: La leyenda de Rocky, convirtiendo en realidad lo que debería ser una segunda entrega en la octava de toda una larga historia con sus propios dioses y demonios.

En su momento tal demonio fue Ivan Drago, con el portentoso físico de Dolph Lundgren que le hacía parecer más una estatua griega que alguien real (y que deja claro el porqué se le eligió para ser He-Man), pero el tiempo pasa para todos y también para él. El que fue el prodigio de la Unión Soviética cayó en desgracia tras su derrota, y ahora intentará recuperar su honor a través de su hijo Viktor, un joven que realmente llega a dar miedo cuando se sube al ring.

Al otro lado están Adonis Creed y Rocky Balboa, el primero empezando realmente su vida y el segundo intentando tener la suya propia (algo que, como sabe todo fan de la saga, siempre le ha costado hacer) cuando llega el desafío de los rusos para darles un golpe en toda la cara. Los recuerdos de todo lo que pasó llegan de nuevo, las decisiones a tomar y sus consecuencias aparecen en escena y comienza realmente la película.

Un filme que no por ser predecible en muchos momentos deja de ser disfrutable o sorprendente en ocasiones; como siempre el punto fuerte no es tanto el combate sobre el ring como el que de forma interna desarrollan todos los personajes. Personalmente debo destacar la lucha que hay dentro del propio Ivan Drago y más todavía la escena en la que él y Rocky se ven por primera vez tras tres décadas; el vencido con un pasado que le persigue y que ha definido su vida, y el vencedor habiendo logrado dejar atrás la tragedia de haber perdido al que fue su amigo y mentor (¿quizá hasta ha llegado a perdonar a su rival?).

El tratamiento intimista de todos ellos, padres e hijos, es uno de los grandes aciertos de esta película que sirve, como debe ser, grandes escenas de lucha con una fotografía cuidada y la tensión que siempre debería lograr transmitir. Al punto de que el espectador llega a comulgar con todos ellos, empatizando con los sentimientos de un lado y de otro.

Creed 2: La leyenda de Rocky cierra heridas abiertas, quizá incluso cierre la propia saga (eso queda por ver), pero también deja claro que los legados siguen ahí y puede que en un futuro el joven Adonis Creed tenga mucho por demostrar.

Siempre con el veterano Rocky Balboa a su lado, claro.

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